domingo, 5 de junio de 2022

TRUMP EL SUCIO.

 Podemos deducir que lo ocurrido en el Capitolio de Washington es la forma en que el presidente Donald Trump quiere pasar a la historia a la hora de abandonar el sillón de la Casa Banca: Morir matando.

Las imágenes de la invasión del edificio por los trumpistas no ha hecho ninguna gracia a nadie. Particularmente a mí me ha dado miedo. No solo por el hecho de lo fácil que ha podido resultar asaltar un lugar emblemático americano. Si no que además se ha demostrado lo sencillo que sería que una mente perversa organizará, a través de redes sociales, una revolución bananera. O ¿no? Tú ríete. Y porque no pegaron tiros, de lo contrario la hubieran liado parda.

Ahora andamos todos cagados y en particular los políticos del mundo entero, que saliendo a la palestra, van condenando el grave suceso: Los mandamases rusos y chinos han aprovechado para meter más leña al fuego. Otros presidentes de gobiernos importantes como la alemana Angela Merkel, han señalado a Donald Trump sin temblarle el dedo. Mientras tanto, los políticos españoles con mediocres discursos, disculpan sus propios errores de partido, acusando a los adversarios. Mal vamos cuando solo vemos la paja en el ojo ajeno.

Este acontecimiento no ayudará en nada en seguir combatiendo el coronavirus. Por cierto que en la ocupación del Capitolio nadie llevaba mascarilla. Parece ser que este dato ha pasado desapercibido. Aunque digo yo que en un acto vandálico como este, con el molesto trapito tapando la cara no quedaría serio.

No hay mal que cien años dure y dentro de pocos meses, de este desaguisado, los americanos lo convertirán en una superproducción cinematográfica de Hollywood y en un Best-Seller literario. Pero no podemos olvidarnos que el mundo se ha convertido en un pañuelo y el aletear de una mariposa en Lepe puede producir un terremoto en Honolulú. ¡Toma!

De momento ya tenemos el ejemplo de quién manda en un país, por si alguien lo había olvidado: EL PUEBLO ES SOBERANO.

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