sábado, 29 de enero de 2011

SÓLO ENTONCES, LLÁMAME

Si alguna vez tu deseo por mí se apaga,
cuando mi nombre no baje por tus venas,
cuando tu manos no retengan el calor de mi piel,
cuando de tu boca ya no broten delicadas palabras.

Sólo entonces, llámame.

Recuperaré en los primeros colores del alba,
las horas en que la luna y tú fuistéis mis cómplices.

Volveré a susurrar al viento desconocidos
cuentos perdidos en el tiempo.
Amasaré en tus labios nuevos besos,
y al gatear de mis yemas en tu cuerpo,
encenderé un nuevo anhelo.

Si alguna vez tu amor por mí se apaga,
sólo entonces, llámame.

Arrancaré de entre mis dientes
unos nuevos pendientes.
Teñiré de plata las sombras de aquellas noches,
cuando derramabas lágrimas de desesperanza.


Colección Hundido en mi colchón

PUESTA DE SOL

El atardecer se hace latente.
Sobre las aguas se marcan caminos,
cuando las barcas buscan cobijo
y las gaviotas van revoloteando
sus últimas danzas sobre el Mediterráneo.

Colgado en lo más alto, como un títere,
el sol se dispone a efectuar su última función,
tiñiendo el horizonte de color y fuego.

Como un niño jugando con su lapicero,
dibuja el éter de caprichosos colores,
mezclando rojos, amarillos, grises,
negros, blancos y azules.

Palidecen a cada segundo las nubes
entre matices diferentes, y la tierra,
poco a poco, va adquiriendo
un suave tono negro.

Apaga su calor al tomar
su último baño entre islotes lejanos.
Se sumerge lentamente, componiendo
extrañas sinfonías de colorido.
Se esconde como un chaval travieso,
orgulloso por haber pintado
hasta en el mismo firmamento.


Colección Hundido en mi colchón

AQUEL INVIERNO

Aprendí a sentir nostalgia de ti aquel invierno
y a soñar a través de mis ventanas
en frías noches de tormenta,
mientras contemplaba las calles mojadas.

Como preso encerrado en mi casa,
nada comprendí de lo que sucedió
en aquellas noches románticas,
que en tus locas formas me abrasaba.

Ahogué las lágrimas que fluían
de mis ojos como manantiales,
escribiendo tu nombre con mis dedos
en el vaho de los cristales.


Colección Hundido en mi colchón

ESCAPARATE

Curioseando en aquel escaparate,
en su reflejo me vi inmerso dentro de sus cristales.
En sus estantes brillaban preciosas piedras
en busca de mujeres de muchos quilates.

Dulce fue ver tus ojos
convertidos en diamantes
de colores centelleantes,
o aquellos pendientes deslumbrantes
que buscaban orejas a las que colgarse.

Generosos pasadores deseosos de melenas,
para fundirse entre cabellos radiantes.
Justo al lado, una pulsera gemela
de una diadema de encantadoras perlas,
que soñaban con hechizos electrizantes
entre las más bellas de las princesas.

Entre tanta hermosura,
una rosa roja olvidada
hizo abandonar mi codicia,
e imaginé tu cuerpo desnudo
a la sombra de la luna,
y entre toda aquella pedrería
tú te convertiste en la joya más fina.


Colección Hundido en mi colchón

NO, TÚ Y YO NUNCA SEREMOS ROMEO Y JULIETA.

NO, TÚ Y YO NUNCA SEREMOS ROMEO Y JULIETA. Se moría la vida mía por acostarme a tu lado, aunque fuera un rato, un rato largo, claro. Solo pa...