viernes, 23 de septiembre de 2011

OMBLIGO DE MUÑECA DE CARNE Y HUESO

¿Quién sabe lo que ella piensa
cuando yo cruzo la puerta?

Ella es demasiado joven para que yo
sepa lo que lleva dentro de la cabeza.
Cuando salgo de la habitación,
ella se sienta encima de la cama,
jugando con los tirabuzones,
haciéndose coletas y adornándolas
con diferentes lazos de colores.

Un fino collar de turquesa,
que un día le regalé,
es la única pieza que le cubre
su delgado cuerpo, una joya
que envidia tiene de sus
increíbles ojos verdes.

Los labios dulcemente pintados.
Los párpados suavemente coloreados,
y a la altura de las pestañas,
una fina línea negra le hace
la mirada mucho más bella.

Los rizos de su sedoso cabello
le reposan sobre la espalda
de su desnudo cuerpo.
La piel tersa y frágil, y
los pechos pequeños le endulzan
hasta las yemas de los dedos.

Tan solo el agujero del ombligo
se le hacía extraño, en medio
de aquel cuerpo de muñeca
de carne y hueso.

Colección Almas nostálgicas

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