AMANTE BANDIDA.
Repetí una y mil veces que no iría al apartamento, pero a las ocho menos poco, salí corriendo. Y allí la encontré, sentadita como una niña, mirándome con la mejor de sus sonrisas. La habitación olía a magnolia y a cedro. Vino a mi encuentro y me cogió del brazo, y me llevo a empujones hasta la cama. Aquella chica tenía mi voluntad prisionera, me derretía en su cuerpo y me convertí en su amante sin poder evitarlo.
Aquella extraña situación duró unos meses, hasta que un día, me enteré de que se había casado con un viejo tartaja millonario.
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES