domingo, 19 de mayo de 2024

LO MÍO ES UN SIN VIVIR

LO MÍO ES UN SIN VIVIR

Como podré explicar como soy yo en el tema del amar, si ni siquiera yo mismo me conozco en la labor, que soy un sin razón, porque nunca nada aprendí en el invite, ni nada tuve que perder por no haber aprendido. Y así, tengo el alma en vilo, por no tener a nadie a quien amar, y ahora que la he conocido, tengo miedo a perderla, y aunque todavia no sea nada mío, tengo pánico de quererla.

Lo realmente importante sería tenerla, sin hacerme ilusión alguna, porque dicen, que esto del amor duele en el alma. Y no quisiera tener esta pena tan grande, que es la de querer sin ser correspondido. No sé yo qué pedirle: ¿una prenda o un beso? La duda me invade.

Tal vez le pida, uno de estos besos que se dan sin forma, sin colores, sin sabor ni aroma. Un beso frío, sobrio, de estos que no atraen, pero tampoco te dejan indiferente. Que no quisiera yo arder en el fuego del infierno ni pagar con creces la gratitud de un beso enrevesado que me hiciera perder la chaveta, por no saber contener a tiempo mis impulsos sensuales. 
Ya veis, estaba yo pensando, en uno de estos besos, llenos de salud y alegría, que no soy un virtuoso, ni tampoco estoy muy ducho en instrumentos ni apariciones celestiales de ángeles cantores. 

No sé yo, si pedir beso alguno, aunque ahora que lo pienso, creo que sería el momento oportuno para salir huyendo como alma que lleva el diablo. Ahora que estoy en el justo momento, que ni amo ni odio y soy libre de elegir mi destino y corro el peligro de conocer lo desconocido y morir en el intento. Que yo lo que necesito es seguir viendo en la ignorancia del sin querer a nadie.

Y ahora que la tengo cerca, tan cerca que los alientos se mezclan, mi voluntad se quiebra y pienso que fui tonto el tiempo del no querer, ni ser querido, que anduve yo muy indeciso. Y en este  preciso instante, junto antes del beso, se me hace un nudo en la garganta y me falta el aire. Vamos a por ello y que sea lo que Dios quiera.


Juanjo Cardona.

Colección: HISTORIAS DE MENTIRA. 

QUÉ TIEMPO TAN FELIZ

QUÉ TIEMPO TAN FELIZ. Por aquel entonces, los veranos en Ibiza eran calurosos. Al anochecer nos sentábamos en la heladería «los Valencianos»...