aquello que me distraiga.
Y viviré ansioso
como llama de fuego.
La contemplaré
enamorado como un loco,
como a la mujer
que me llena de gozo.
Le susurraré
con voz maliciosa
todo aquello
que brota de mi corazón.
Y sabrá, poco a poco,
lo que por temor callo.
Le sellaré la boca
con un largo y dulce beso.
Y le diré tembloroso…