Algún día, en alguna calle del pueblo, cruzaremos la mirada. Uno de los dos bajará los ojos, y yo me ruborizaré como un niño. Tal vez pensemos que no es un buen momento para charlas inútiles. Nos vendrá a la memoria aquellos besos que nos dimos y las promesas de amor que nunca se cumplieron. El trayecto se hará eterno. Al cruzarnos disimularemos; yo miraré a un lado y tú cambiarás de acera.
Pasaremos de largo, igual que pasó el amor por nuestras vidas. Tendremos deseos de girarnos para volver a mirarnos por última vez antes de dar la vuelta a la esquina. Yo lo hago, tú tardaste un poco más, pero disimulaste como si no me vieras.
Al llegar a casa quiero escribir y explicar que todavía te amo, que quisiera besarte, que no puedo olvidarte. Espero un mensaje por tú parte que nunca llegará. Esperaré otro día que te vea para contarte que por ti muero un poco más cada día.
Colección: POEMAS DE TERRONES DE AZÚCAR BLANCO.
