Que dulce duerme mi niña con los ojos cerraditos, como un débil pajarito que ausente del mundo abandona su cuerpo al vacío, como un trapecista sin redes. Juegas en el aire cuál colorida mariposa, en floridos campos de margaritas y amapolas.
Duerme, mi niña, duerme, en sueños de fantasía, donde te convertirás en Campanilla o Cenicienta.¡Dormida pareces un hada sobre una nube de azúcar de algodón jugando entre lunas de juguete!
Duerme, mi niña, duerme, en sueños de fantasía, donde te convertirás en Campanilla o Cenicienta.
Duerme, mi niña duerme, que yo seré el centinela de tus sueños y te cantaré canciones de cuna hasta que vuelvas de nuevo a posarte sobre la tierra, como una paloma de blancas plumas.
Colección: POEMAS DE TERRONES DE AZÚCAR BLANCO.