camina
lenta, bajo la lluvia.
Por
unos instantes,
perdió
la arrogancia
de
su porte elegante.
Al
otro lado de la calle,
yo miraba en silencio cómo,
en el fondo de su mirada,
en el fondo de su mirada,
se
adivinaba un velo de rabia.
Fría
y hostil
la
lluvia le empapaba.
Febriles
sueños rotos
le
acosaban sin desmayo.
Entre
las montañas nubladas,
se
anunciaba una noche
larga
de calles mojadas;
razón
por lo que la gente
corría
a resguardo
al
calor de sus hogares.
De
repente, ella se para,
sin
medir palabra y
con
la mirada clavada.
Toda
mojada, desde el pelo,
la
blusa y la falda.
Ella,
que siempre fue orgullosa,
en
mitad de la calle,
se quitó los zapatos rojos,
de tacón alto, y de golpe,
dió la media vuelta
se quitó los zapatos rojos,
de tacón alto, y de golpe,
dió la media vuelta
con
sollozos dolorosos.
Me miró a los ojos,
y yo bajé la guardia,
para
no enfrentarme
a sus lágrimas.
a sus lágrimas.
Ella
camina de vuelta
a casa, altiva y solemne.
a casa, altiva y solemne.
Camina
lenta, bajo la lluvia.
Por
unos minutos,
perdió la arrogancia
perdió la arrogancia
de
su porte elegante.
Colección Almas nostálgicas