y
no me imagino, amor mío, dónde puedes estar.
Ha
vuelto la lluvia, y siempre que llueve,
mi
subconsciente me obliga a viajar en el tiempo.
Habíamos
compartido muchos días de tormenta
y
muchos días de sol. Habíamos compartido
caminos,
senderos y también puestas de sol.
Habíamos
compartido caricias y esperanzas
y
también construído castillos en el cielo.
Ahora
que hace tiempo que no estás a mi lado,
la
lluvia sigue cayendo sobre el asfalto,
pero
nunca será la misma lluvia que nos mojaba.
Tal
vez allí donde estés, también llueva,
tal
vez allí, también ahora pienses en mí.
Hoy, cuando he despertado, he encontrado las sábanas
heladas y un escalofrío me ha recorrido la espalda.
heladas y un escalofrío me ha recorrido la espalda.
Un
silencio estremecedor ha penetrado en mi cuerpo.
Mi
corazón ha corrido acelerado como un galgo,
y
por la ventana, ha entrado una extraña nostalgia
de
cuando compartíamos el calor de las caricias,
y
cada mañana, el cacarear de los gallos nos pillaba
haciendo
el amor como dos tontos enamorados.
Y
ahora, amor, si me dejas, quisiera hablar solo de ti,
pero
sin rencor, sin dudas, sin dolor, sin pena.
De
aquellos días que en tus brazos moría,
de
aquellos días que de tu amor me alimentaba,
de
aquellos besos con sabor a fruta fresca.
Solo
hablemos de ti, de aquellos días de promesas.
Hablemos
de ti, de tu forma de vestir, de andar,
de
sonreír, de tu forma de hablar, de gemir, de mirar.
Hablemos
de ti, pero sin rencor, sin dolor, sin pena.
Hablemos
de ti, amor mío, una vez más,
para
que un día, te conviertas en humo,
en gesto, en distancia, en olvido.
Hablemos de ti, para que un día fluyas
por mis venas como un fantasma.
en gesto, en distancia, en olvido.
Hablemos de ti, para que un día fluyas
por mis venas como un fantasma.