jueves, 25 de noviembre de 2010

EL POETA QUE QUERÍA SER PINTOR

Ya no encuentro palabras en el diccionario,
ni puedo ya inventarlas,
que hagan justicia a tu belleza,
y sufro en cada intento
de inmortalizar tu cuerpo,
solo empleando miserables letras.

Hoy cambiaría la inspiración del poeta
por la imaginación del pintor,
mi pluma por un pincel,
el papel por el lienzo
y la tinta por óleos de colores.

Solo por pintarte y dejar de sumar letras,
porque no consigo, por mucho que escriba,
plasmar tu hermosura con tanta ortografía.

Si fuera pintor, amada mía,
ya no haría falta que cada día
te reinventara, y en un cuadro,
podría mirarte el resto de mi vida.
¡Ay, dulce mía, cuánto me agradaría
coger el pincel y rebañarlo con los colores,
fantaseando los matices de tus curvas!

Te pintaría a la luz de la luna,
de color de manzana desnuda.
Tu pelo, de negro, jugando con el viento,
y al fondo, un millón de estrellas
brillando en un mar azul intenso.

Tus ojos, del color de la tormenta,
uno rayo y el otro trueno.
Los labios, sin duda, de color cereza,
que tiñan los míos en cada beso.
Los pechos, solo tienen un color,
el de la miel, miel de abeja, ¡miel de reina!

Déjame que por un día,
cambie mis herramientas,
porque quiero tener un cuadro,
un cuadro grande,
para contemplar tu inmortal belleza.

Deja que pinte tu cintura,
brazos y  piernas,
del color de la seda,
que mis dedos al acariziarte,
hagan que me desvanezca.

Deja que vuelva el día y amanezca,
que la luz del alba
se arrastre hasta el lienzo
para colorearte el alma.

Deja, amada, que este poeta,
¡haga su obra maestra!

 Colección, Hablemos de ti

AMIGA, MEJOR ME CALLO

Tengo un dilema, ¡pobre de mi!,
y es que no puedo dejar de pensar en ti
y no se si a ti te pasa lo mismo.

Me da miedo decirte que te quiero,
que tengo una espina clavadita
en mi corazón y que todo el día
estas runruneando por mi cabeza.
Y me pregunto si yo para ti
soy tan importante como tu lo eres para mi.

Ya ves que no es broma,
el día a día me abruma
y no me da tregua.
Las noches son eternas,
cuando no pienso en tus ojos,
me duermo y estonces despiertas
en cada uno de mis sueños
hasta el nuevo amanecer
y mi vida se convierte en un sin dormir.

Ya te he dicho que tengo un dilema,
que seguro que no vale la pena,
que mi corazón como otras veces se equivoco
y que tengo que empezar a aprender a olvidar,
a dejar de amarte en silencio,
a dejar de buscar en cada mirada
un mensaje de esperanza,
o una sonrisa cómplice de enamorada.

Ves amiga mía,
porque cuando estoy a tu lado
me distraigo y miro a otro lado.
Te das cuenta porque me sonrojo
cuando me coges la mano
o me das un beso en la mejilla.
Te das cuenta ahora, amiga mía,
porque huyo despavorido
a cada roce de tu mano.

Ves, como tengo un dilema,
que te quiero con locura
y no puedo quererte
porque también puedo perderte
y que el amor que siento me mata,
pero también es cierto
que si te pierdo me muero.

¡Amiga, mejor me callo!,
y sigo sufriendo en silencio
esperando que un día, amiga mía,
sientas lo mismo que yo siento

Colección, Hablemos de ti

HOY NO ME APETECE ESCRIBIR DEL PASADO

Hoy no quiero, no me apetece escribir.
Hoy no quiero, no me apetece recordar,
hoy no quiero pensar.

No, ni quiero, ni me apetece volver atrás
y sacar de un viejo libro empolvado el pasado.

No, definitivamente hoy no es el día,¡me duele!.

Si, me duele desempolvar las fotos amarillentas,
las fotos de color, la libreta de notas del instituto.
Las cartas de amor con dibujos de corazones
atormentados por un ángel desatinado.
Desenterrar, las viejas heridas de amores olvidados,
viejos aromas, colonias pasadas de moda,
besos furtivos, lagrimas desgarradoras de adolescente,
bailes atados al son de una canción bucólica.

No, hoy no quiero, ni me apetece escribir
de sueños de jóvenes soñadores bajo el influjo de la luna,
de miradas lánguidas y promesas de amor eterno.

No quiero tener nostalgia de mis pasadas ansias,
de noches en vela, de esperas y desengaños
.
Hoy no quiero, no me apetece recordar
porque me rompe el alma en cada pensamiento.

¿Donde guardaran ellas sus recuerdos
y estas fotos que yo todavía venero?.

Tal vez, yo, ya no sea ni tan solo un recuerdo,
tal vez no tengan la ilusión de cerrar los ojos
y volver a sentir aquellos labios húmedos junto al mar
o visualizar aquellas películas del oeste en blanco y negro,
entre apasionados abrazos en la ultima fila del cine.

No, no, no quiero, ni me apetece escribir de melancolía,
de libros de texto, de olor a lapicero, de profesores juiciosos,
de recreos jugando con los compañeros
a perpetuos partidos de futbol.
De domingos de olor a jabón, a brillantina,
a ropa limpia y a misa.

Hoy no quiero, ni me apetece escribir del pasado…
tal vez mañana.

 Colección, Hablemos de ti

AL VINO TINTO DE MI AMIGO

Hoy, amigo, quiero confesarte que tengo nostalgia
de aquellas noches de charlas, de amigos y vino.
Sí, nostalgia de la mesa y las sillas de tu terraza,
que mira al cielo azul, a la luna clara y al mar Mediterráneo.
    
Quiero escribir, hoy y ahora, que es invierno,
a las noches calurosas de agosto.
Aquellas noches largas de tertulia,
siempre acompañados por una botella de vino,
razón indiscutible para que en el horizonte
se nos cuele el alba. 

Que cosa más extraña que al cobijo de un tinto
del color del alma, en plena ebullición,
nos destierre el silencio de la noche encantada,
e inunde de palabras hasta el monte más cercano.

¡Amigo, ese tinto! Ese tinto nos arranca las penas
de lo más hondo de nuestro ser a carcajadas
y de los más dulces gozos nos arranca las lágrimas.
Qué extraña poción tendrá este vino bebido en tu casa,
que en la soledad de mi terraza, aunque apure la última gota,
 lo único que gano es una lastimosa resaca.

Qué tendrá el vino que nos das, que nos une
y, uno a uno, va dejando en el invite, el alma,
aunque luego, ya de madrugada no atinemos
y más que palabras, entrelacemos algún murmullo.

Supongo, amigo, que tu vino no tiene secretos
que son caldos cultivados para tomar,
que son cepas criadas por el hombre,
que son cultivadas con amor y dulzura
y guardado en barrica largo tiempo en la oscuridad.

No pongo en duda el proceso de este caldo celestial,
que sin duda es un proceso natural hasta llegar a la garganta.
Y es justo en este momento, cuando yo debato contigo:

¿Por qué necesito para beber este vino tinto a mis amigos,
a la mesa y a las sillas de tu terraza que mira al cielo azul,
a la luna clara y al mar Mediterráneo?

 Colección, Hablemos de ti

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EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA - Si me vas a dejar, mejor no me digas nada, bien puedes pegarme un tiro o darte la media vuelta sin que yo me enter...