sábado, 31 de diciembre de 2011

LA LLUVIA VII

Se nos había hecho tarde,
el reloj no entiende de amantes.
Me vestí nervioso y apresurado,
como un elefante en un trastero.
Ella, como siempre, despacio,
sin dejar al azar ningún detalle.

Salimos deprisa con su coche.
Su marido, debía estar a punto de llegar.
El tiempo apremiaba, no era cuestión
de llegar con retraso, el tren no espera a nadie.
Al despedirse, me dio un beso, un solo beso,
un beso corto... Me supo a poco.
          
ELLA dio media vuelta rápidamente,
sin mirar atrás ni un solo instante. 
Yo corrí hasta el andén de la estación,
para no perder el tren de las 4 de la tarde.
Me senté en la ventanilla para ver el paisaje
y me puse a llorar sin consuelo.

-¿Qué creías, insolente tonto?
¿Qué esperabas hallar, en donde
no había nada que buscar?
¿Esperabas encender la chimenea
por la noche y encontrar la mesa puesta?
Pobre infeliz, ¿qué querías encontrar?
¿Algo diferente?, ¿Cómo someter
al amor y hasta al mismísimo tiempo?

Además, sabes que solo es un juego.        
Si mañana no quieres volver con ELLA,
puedes irte libremente donde quieras,
a esquiar a la montaña o volver al mar,
a tu casa, a vivir de nuevo en paz.

¡Pero, imbécil, no busques más excusas!

No sería justo decir que ELLA
te ha engañado, porque sabes
que en el fondo, ELLA te ama
y le gusta jugar y estar a tu lado.

Seguro que mañana, cuando las ansias
y el deseo te golpeen de nuevo,
¡volverás a vender tu alma al diablo,
para volver a estar junto a ELLA!

-Riiing, riiing, riiing...
¡Hola cariño!, ¿Cómo estás?
Mal, muy mal, pero... "te quiero".
Yo también "te amo"...
Piiip, piiip, piiip, piiip....


 Colección Almas nostálgicas
      

martes, 27 de diciembre de 2011

LA LLUVIA VI

Aproveche aquellos instantes
para poner mis ideas en orden.
La suave luz de las velas y la música
me envolvieron de paz y serenidad.

Me sentia flotar como una pompa de jabón.
La sensación era hermosa, embriagadora.
ELLA seguía dormida sobre mi pecho.
De vez en cuando, un suspiro delataba
su presencia en aquella mágica bañera.

Por mi cabeza pasaron mil ideas.
¿Que hacia yo allí con ELLA
 y cuando dio comienzo aquella historia?
¿Porqué me quise marchar o porque volví?

¿Porqué me había enamorado
como un loco de aquella chiquilla
y porqué ahora no concibo mi vida sin ELLA?
¿Que extraño brebaje me habrá  dado
o es que el roce de sus labios me ha hechizado?

¡Tantas cosas me pregunte
que no encontré una sola respuesta!
Me abandoné a mi destino 
y cerré los ojos para no volverme loco.
Preferí ignorar lo sucedido 
y seguir jugando con mi suerte.

¡Todavía no me explico, como Ella
pudo abrir la botella de champagne…
y desrramar el liquido sobre mi cabeza!
Me miró fijamente con ojos embriagados
y acercando sus labios a mí oído,
susurro un perverso…”te deseo”.

Al instante, sentí su mano izquierda
deslizarse sobre mi pierna.
Vi al pobre patito abandonado
a su suerte, flotando a la deriva,
entre la espuma espesa.
Su boca mordió  mi pecho
mientras con la otra mano se agarraba
fuertemente a mi cadera.

Un maremoto sacudió el baño.
Las aguas tranquilas de la bañera,
se convirtieron en olas de colores.
Un volcán de fuego nos abrasaba,
mientras una tormenta desataba
los gemidos de dos amantes.

Se extinguió la luz de las velas
y la oscuridad nos envolvió.
Desaparecio el patito y la botella,
por algún rincón de la bañera.

Volvio a posar su cabeza
sobre mi hombro y mientras
yo le acariciaba su negro pelo,
ELLA no cesaba de repetir…
"te quiero", "te quiero", "te quiero"...

Colección Almas nostálgicas

jueves, 22 de diciembre de 2011

LA LLUVIA V

La mañana había pasado en un plis-plas.
Desde la casa, se oían las campanadas
de la iglesia del pueblo, que anunciaba
que había llegado el mediodía.

ELLA, canturreaba feliz por la estancia,
mientras yo limpiaba los últimos restos
de tan fastuoso desayuno.

Oí al fondo del pasillo un ruido,
que me pareció el de un grifo abierto.
Supuse que Ella se estaría duchando
¡y no me extrañaba, con tanta
azúcar y tanta mermelada!

Seguí abstraído con mis labores,
hasta dejar la cocina limpia
como los chorros del oro.
Al darme la media vuelta,
allí estaba ELLA, sonriendo,
envuelta en una toalla blanca.

A mí me hizo gracia,
porque por un momento
la vi diferente, tal vez más baja,
más joven y más inocente.

ELLA, con gestos insinuantes,
me invitaba a que la siguiera.
Yo, como un esclavo, seguí sus pasos.

Dos velas alumbraban el baño,
a las que acompañaban un par
de jarrones con rosas rojas,
y de fondo, música de blues.

Había llenado la bañera con agua caliente
y sales de aroma de rosas.
¡La espuma sobresalía de la bañera!
Me quité la poca ropa que me cubría
y me sumergí en tan reconfortante agua.

Al abrir los ojos,
allí volvía a estar ELLA,
desnuda y con esos ojitos
que a mí me roban el alma.

En las manos, una botella
de cava y dos copas largas.
Se fue hundiendo en el agua,
hasta recostar su espalda
en la otra parte de la bañera.

Con los dedos de los pies,
buscaba juguetona mi entrepierna.
Y con un hilo de voz cansada,
me dijo en la distancia…: “te quiero”.

Chapoteó despacio hasta mis brazos,
llevando entre sus dedos
un patito amarillo de plástico.
Llegó perezosa hasta mi boca,
hasta besarme como una mariposa.

Y de esta manera, quedó dormida
como una niña pequeña,
pero en su rostro quedó grabada
una mueca picarona, que delataba
que ELLA... ¡seguía en pie de guerra!

Colección Almas nostálgicas

domingo, 18 de diciembre de 2011

LA LLUVIA IV

Me levanté sin prisas, despacio,
pensando en lo rápido que
había sucedido todo aquella noche.
Abrí mi maleta y volví a
colgar mi  ropa en el armario.

¿Qué hacía de nuevo yo en aquella habitación,
colgando las camisas y los pantalones,
si ayer hice el equipaje con  billete de ida,
y hoy volvía a estar encarcelado?

¡Maldito sea este amor ciego 
que por ELLA siento!
¡Maldito tormento que
encuentro en sus besos! 
¡Maldito cuerpo y maldito
este deseo que me tiene preso!

Hoy el día había salido soleado,
la luz entraba por la ventana.
La casa olía a café recién hecho.
ELLA me llama con voz suave:

-Cariño, el desayuno está en la mesa.
El café, la leche, la mantequilla,
la mermelada, el azúcar y las tostadas.

Al llegar a la cocina,
no me atrevo a levantar la mirada
y a enfrentarme a tales embaucadores ojos.
ELLa, con carita de niña buena, me besa la cara.
A mí, todavía me duelen los huesos
de tantos juegos y tanta cama.

Me mira con descaro
y me pasa la mermelada.
Cabizbajo, le cojo la mano
y le acaricio sin remedio.
ELLA, levanta la cara
y me mira con ansias,
buscando en mis labios
la complicidad de la noche pasada.

Sonrío con disimulo,
mientras cojo la cuchara,
volviendo a bajar hasta
los zapatos la mirada.
De repente, se coloca
sobre mis maltrechas piernas
al tiempo que unta el dedo
índice en la mermelada.

Cayeron de la mesa
el café y la leche,
las tostadas, el azúcar,
la taza y la cuchara.
Cayó todo al suelo...
menos la mermelada,
ya que con la otra mano,
¡ELLA, salvó el tarro!

Saltaron al aire, de repente,
los botones de mi camisa
y cuando yacía en el suelo,
sin darme tiempo, untó mi pecho,
untó mi cuerpo hasta los rincones
más perversos...
¡de mermelada de arándanos!

Con el cuchillo, esparció
la mantequilla por mis labios
y así, lentamente, llegó
hasta el mismísimo infierno.
Agarró la azucarera,
y de un puñado,
espolboreó mi cuerpo
de arriba abajo.

Mientras tanto, yo, a duras penas,
fui embadurnando sus pechos
y conseguí en mi último suspiro,
colocar sobre su ombligo...
¡el último fruto de arándano!

 ...Y allí
nos quedamos desayunando,
sentados en el suelo,
comiendo con los dedos los restos
que quedaron del desaguisado,
disfrutando como dos niños pequeños.

¡Maldito sea este amor obsesionado
que por ELLA siento!
¡Maldito tormento que
encuentro en sus besos! 
¡Maldito cuerpo y maldito
este deseo que me tiene preso!


Colección Almas nostálgicas

jueves, 15 de diciembre de 2011

LA LLUVIA III

La noche seguía enojada,
mientras ELLA me abrazaba.
Los truenos golpeaban la estancia,
y a lo lejos, casi en el infinito,
los rayos electrizaban un cielo negro.

Con los ojos cerrados,
su boca cerró mi boca,
¡no hacían faltas palabras!
El beso duró ¡el tiempo que hizo falta!

Abrió de nuevo los ojos,
esos ojos negros,
como su seductora alma.
¡Me miró con celo,
me miró con rabia!

Saltó sobre mi desangelado cuerpo,
me agarró de las manos
y las ató al cabezal de la cama.
Dejó caer su cabellera negra
y rizada sobre mi cara,
mientras dibujaba en su rostro
una  lujuriosa carcajada.

Bajó los labios, hasta morder mi lengua.
Lamió mis mejillas, como si fueran de caramelo.
Arrastró su pelo negro, sobre mi cuerpo.
Surcó mi piel con sus uñas largas,
hasta clavarlas en mis nalgas
y siguió lamiendo cada uno de mis poros,
hasta que el tiempo se desvaneció en el cielo.

Benditas formas casi inhumanas.
Benditas caricias, eternamente deseadas.
Bendito tesoro, el que hallo en su aposento.
Bendito sea este beso, que me mata de deseo.
¡Bendita noche, de rayos y truenos!

La calle seguía mojada,
pero en los cristales ya no golpeaban
las frías gotas de lluvia de invierno.
Mientras tanto, el pueblo despertaba,
perezoso, a la luz del nuevo día.

Llegó el alba y nos pilló jugando,
jugando, entre sábanas y almohadas.
Llegó el alba, con luces de esmeralda.
Llegó el alba, iluminando su hermosa cara.

ELLA, se levantó de la cama,
altiva  y solemne,
Se puso su ropa interior,
de puntilla y encajes.
Se abrochó la blusa
y se enfundó la falda.

Tras una noche de tormenta,
de amor y sexo intenso,
ELLA, volvió a recuperar
su porte y toda su arrogancia.



Colección Almas nostálgicas

martes, 13 de diciembre de 2011

LA LLUVIA II

Levante mi maleta, ligera de equipaje
y volví sobre mis pasos tras ELLA.
Abrí mi paraguas y sin medir palabra
anduve bajo la lluvia.

La puerta estaba entreabierta.
Entre mojado, sin hacer ruido,
entre asustado, con mi cara pálida
y mis ojos azules llenos de lagrimas.

Oí sus sollozos, allí tumbada sobre la cama.
Entre sigiloso, como un felino.
La luz estaba apagada,
solo los relámpagos, de vez en cuando,
iluminaban la estancia.

Contemple sus ojos, sus lágrimas.
Me tumbe a su lado, como si nada.
Alise con mi mano su pelo mojado.
Seque con mis labios, sus mejillas
sus labios… sus lagrimas.

Le desabroche la blusa empapada,
le quite la falda mojada,
La abrace con toda mi alma,
sin medir palabra.
Cubrí su espalda con la sabana,
la despoje de su ropa interior,
de puntilla y encajes.

Seque con mis labios su espalda.
Dibuje un paisaje, con nubes y aves.
Dibuje un mar, un mar azul en calma.
Dibuje un barco velero, un sol radiante.
Dibuje sobre sus nalgas dos montañas,
dos montanas verdes y grades.

Sus suspiros, callaron los llantos,
sus labios me buscaron con descaro.
Me agarró de las manos
y miro fijamente a mis ojos brillantes.

Seguí pintando, en tal calido manto.
Bese su cuello, dibujando una cascada
de agua, de espuma blanca.

Trace las formas de dos hermosos cantaros.
Y me deje llevar río abajo,
sobre tan claras aguas,
hasta llegar a su playa, de arena dorada.

Un susurro entrecortado
intento decir…te amo.
Volvió un llanto a inundar el espacio.
Volvió a cogerme de nuevo la mano
y la puso sobre su pecho, ahora sereno.

Me tumbe a su lado, como si nada.
Contemple sus ojos, sus lágrimas.
Alise con mi mano su pelo mojado,
seque con mis labios, sus mejillas
sus labios… sus lagrimas.

Colección Almas nostálgicas

sábado, 10 de diciembre de 2011

LA LLUVIA I

Ella camina, altiva y solemne,
camina lenta, bajo la lluvia.
Por unos instantes,
perdió la arrogancia
de su porte elegante.

Al otro lado de la calle,
yo miraba en silencio cómo,
en el fondo de su mirada,
se adivinaba un velo de rabia.

Fría y hostil
la lluvia le empapaba.
Febriles sueños rotos
le acosaban sin desmayo.

Entre las montañas nubladas,
se anunciaba una noche
larga de calles mojadas;
razón por lo que la gente
corría a resguardo
al calor de sus hogares.

De repente, ella se para,
sin medir palabra y
con la mirada clavada.
Toda mojada, desde el pelo,
la blusa y la falda.

Ella, que siempre fue orgullosa,
en mitad de la calle,
se quitó los zapatos rojos, 
de tacón alto, y de golpe, 
dió la media vuelta
con sollozos dolorosos.

Me miró a los ojos,
y yo bajé la guardia,
para no enfrentarme 
a sus lágrimas.

Ella camina de vuelta 
a casa, altiva y solemne.
Camina lenta, bajo la lluvia.
Por unos minutos, 
perdió la arrogancia
de su porte elegante.


Colección Almas nostálgicas

viernes, 9 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD, QUERIDOS MUERTOS MIOS

Feliz Navidad, queridos muertos míos:

Que no os falte de nada,
hoy que nos hemos vuelto a reunir.
Levantemos la copa de cava
y brindemos por los que todavía estamos vivos.

Flotáis en las sombras de mis recuerdos
y formáis parte viva de mi pasado  
y creo que nunca me dejareis en paz.
Cierro los ojos y os puedo ver
dentro la caja encantada de frío sueño.

Y os digo a vosotros queridos muertos,
que tampoco en la vida todo es verdad
y ahora que os tengo a todos a mi lado,
os confieso que sois el reverso del espejo
y que lo de estar muerto, no ha sido nunca,
algo demasiado original.

Feliz Navidad, queridos muertos míos.

Comer y beber, que la noche esta a punto de terminar
y pronto repicaran las campanas con sabor a muerto.
Pero que sepaís, que nunca estaréis muertos del todo
mientras que en días como hoy, alguien os convide a cenar.

Buenas noches, queridos muertos.

Ya tenéis de volver al oscuro agujero del olvido.
¡Feliz Navidad y hasta la próxima vez
que vuelva a invitaros a mi mesa! 


Colección Almas nostálgicas

NAVIDAD SI, PERO PARA TODOS IGUAL

Todos nos reímos al llegar las fiestas de Navidad.
En todo el mundo, los niños de todos los colores
quieren ver nacer al niño Jesús.

En algunos lugares le hacen un pesebre
o un árbol de luces y colores.
Y en otros, lo único que pretenden
es tener paz, amor y un plato de comida…

¡Que extraña paz nos hacen sentir!
Sentemos a un pobre en nuestra mesa.
Es tiempo de querer y de darnos la mano.
Hoy es Navidad, mañana, Dios dirá.

¿Sabéis?,
Hay gente que pasa frío y hambre.
Hay guerras alrededor del mundo,
niños huérfanos de padres y madres
 y otros niños, están huérfanos de amor…
y miles y miles no la pueden ni celebrar.

Dar la mano a uno de estos niños
que no tienen que comer
y con la otra, darles un trozo de pan.
¡Y sentaros a su lado a temblar!

“Buena Navidad a los hombres de buena voluntad”

Y deseemos un mundo mejor para todos
y así, de esta manera, todos juntos
podremos sonreír a la Navidad.

                    ¡Pero no nos olvidemos, de hacer un mundo más justo!

Colección Almas nostálgicas

QUE NUNCA NADA TE SEA INDIFERENTE

Hoy, nada me distrae, ni me es extraño.
La mañana, ha aparecido monótona,
el medio día igual  y la tarde ha llegado
sin ninguna alegría que me hiciera sentir
cualquier cosa anormal.

No, no noto a mi alrededor ningún misterio 
que inspire mis pensamientos;
la noche va cayendo, el faro se ilumina,
mientras el horizonte va desapareciendo.

El viento hace mover las ramas de los rosales.
El chillido de un niño me espanta
y el estridente ruido de una moto me exalta.

Lo dicho, hoy no habido nada
que me haya hecho sentir
diferente al resto del mundo.

Seguramente, ahora en cualquier lugar,
dos enamorados se están mirado embobados.
Los dedos de un escultor estan 
dando vida a una nueva escultura.
Un pintor da las ultimas pinceladas 
o un preso pide perdón desde su celda…

Y a todo esto, desde mi balcón, ya a oscurecido,
tan solo las luces de las farolas
me hacen recordar que este viejo día
ya esta a punto de llegar a su final.

Un pensamiento me llega a última hora.

Todo pasa a nuestro alrededor,
a veces tan lejos, ¡pero siempre tan cerca!
y te paras a pensar, ¿que es lo ha sucededido?
y mientras crees que no ha pasa nada,
todo aquello que te absorbe te transforma.

                ¡PERO NUNCA, NADA TE ES INDIFERENTE!

 Colección Almas nostálgicas

jueves, 8 de diciembre de 2011

SE ME VA EL ALMA DE TANTO AMARTE

Se me va el alma,
cada vez que pierdo la calma.
El corazón se me rasga
hasta que sangra
y se me disparan los latidos
hasta perder la razón.

¡Esto no es vida, amada mía!

No sé si es la distancia
lo que me mata
o estos celos ciegos
que me vuelven loco.

Mi mente ya no puede
con tanta duda y se derrumba.
Suerte que mi corazón
es más fuerte, o simplemente
está más enamorado.

Ahora dime tú amor mío,
cuál de los dos mato primero:
¿a la mente, por hacerme vivir
en duda permanente, o a este 
pobre corazón enamorado,
por amarte tanto?


Colección Almas nostálgicas

lunes, 5 de diciembre de 2011

EL BREVE SILENCIO DE UN BESO


Quisiera decirte, amada,
que me muero en silencio
cada vez que tus labios me rozan
y se convierten en beso.

Dulzura de miel, de azúcar.               
Reconduce mi alma, uno solo de ellos.
Róbame el deseo, quítame el anhelo,
pero no ahorres un solo beso,
¡que ahogas mi aliento!

Cómo callar cómo me siento
si es un secreto a voces,
que si no tengo tus labios,
mi corazón no tiene alimento,
porque le falta el oxígeno
que hace que se sienta enérgico.

Confieso en el silencio del beso,
que me produce excitantes deseos.
Lamerte la piel, por fuera y por dentro.
Amarte, amarte como un poseso.
Abrazarte en silencio, abrazarte a fuego lento.
Besarte, besarte en un beso eterno.

Ves cómo el silencio a veces es bueno
y es mejor que hablen los besos,
porque a mí, me da miedo...
¡hasta cuando el roce de tus labios, 
se convierte en beso!


 Colección Almas nostálgicas


sábado, 3 de diciembre de 2011

LÁGRIMAS NOSTÁLGICAS

Los cristales estaban mojados
y las gotas de lluvia
resbalaban llorando.

Más allá,
la noche era oscura y cerrada,
no dejaba ver las estrellas,
mientras que la luna se perdía
por detrás de las penumbras.

La noche era fría y triste.
Ella, tumbada en la cama,
sentía la soledad de su amado.

Un libro entre los dedos,
pretendía distraerla de unos sueños
que no la dejaban tranquila.

La cama se le hacía ¡tan grande!...
La misma cama que tiempo atrás
se les antojaba diminuta.

Su mano jugaba por encima
de unas frías sábanas de seda
y le emocionaba el recuerdo
de unos eróticos juegos,
de cuando tenía sobre su pecho
la mano y el cuerpo de su amado.

La noche era oscura y fría,
los cristales lloraban,
mientras se le mojaban las mejillas
de lágrimas nostálgicas.


Colección Almas nostálgicas

jueves, 1 de diciembre de 2011

CUERPOS BAÑADOS EN ORO

Huyo del salpicar de las olas
al batir contra las rocas,
igual que de los rayos del sol de agosto.

Siempre tatareo la misma melodía
cuando camino sobre la arena,
conocedor del placer que me ofrece la playa.

¡Oh, prodigio de sencillez,
contemplar el cuerpo de bellas doncellas
reposar bajo la brisa del mar!

Miro con disimulo y en la distancia
la perfecta desnudez humana,
mientras llega la música de las olas
al besar la orilla de la playa.

Y si alguien piensa que es un acto absurdo, 
será que no ha visto el espectáculo
de contemplar el breve instante
en que el oro cubre aquellos frágiles cuerpos.
Al atardecer, la arena queda huérfana de sol y ninfas.

Y atravieso de puntillas la playa,
sin pisar ninguna de las caprichosas formas
que han quedado grabadas en la arena.
Pero, no por lo que acabo de contaros,
penséis, amigos, que desatino, porque,
¡es bien cierto que no hay ni macho ni hembra
que no disfrute de contemplar tanta belleza!

Colección Almas nostálgicas

EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA

EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA - Si me vas a dejar, mejor no me digas nada, bien puedes pegarme un tiro o darte la media vuelta sin que yo me enter...