y al olvido de aquel
tiempo
que el blanco de los
almendros
cubrían el cielo.
de su lengua viperina
que desdibujaba cualquier
atino a la verdad.
¡Qué tiempos aquellos
que volábamos ala con
ala,
pico con pico!
¿Cómo quieres que volemos?
¡si mis ojos están ciegos,
si mi palabra esta muda
y ya no pueden volar
mis alas quebradas!
¿Cómo quieres que rasee
por mares, montes, ríos y valles?.
Si tú te encargaste de
que olvidase
hasta de mi propio nombre.
¿¡Cómo quieres que vuelva volando
de nuevo a comer a tus manos,