miércoles, 12 de octubre de 2011

MI PENÉLOPE

La bruma de la aurora
aún no se había levantado,
cuando la silueta de una chica,
apareció sobre una roca.

El mar, todavía dormía
en la bonanza de la noche.
Y en el horizonte, el azul del alba,
chocaba con el verde del mar.

Las gaviotas revoloteaban
en incansables bailes en el cielo.
Algunas se dejaban caer en picado
para comer algún pescado.

A la chica, el viento de poniente
le aireaba dulcemente el pelo.
Descalza, con las manos cruzadas
en la espalda, y entre los dedos,
llevaba una pamela de paja
con un lazo rosado.

Vestía un fino vestido de gasa blanco,
que con la brisa marcaba
las formas de un bello cuerpo.

A todo esto, ella seguía impasible
contemplando el horizonte,
esperando la llegada de algún vapor
¡que le devolviera su gran amor!

Colección Almas nostálgicas

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