Aquél día no había empezado propicio para mis intereses, se me había roto el amor en mil pedazos. Sentado en un bar, busqué el consuelo del momento con alguno que otro remedio casero, como podrían ser los refranes, que en el fondo no sirven para una mierda, aunque reconfortan el alma. Dicen los iluminados.
No diría que llorase mi desgracia, pero puedo jurar, que mi orgullo andaba malherido, aunque también hay que reconocer que la experiencia es un grado y aprendes que los amoríos son pasajeros.
Y así ando yo, lamiéndome la herida de un adiós sin condiciones. ¡¡¡¡ Mala bruja !!!!
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES.