mientras las manos lloran.
Tú quieres, y los dos queremos,
pero nos mordemos la lengua
porque nunca nos dejaremos
de mirar, ni de amar.
Dejemos que el viento
nos traiga ilusión
y vayamos haciendo
en el cielo castillos de papel.
Pero si lloras, amada,
si lloras, no podrás ver el sol
entre las montañas
y las nubes se llenarán de agua
y las olas nacerán enojadas.
Si nos miramos, un día
romperemos las barreras,
las manos nos quedarán libres
y los labios se ajuntarán
en un solo y largo beso.
Mas, amada, si todo
fuera verdad, solo hará falta
que nos miremos y esperemos,
sin perder la esperanza que el tiempo
nos arrastre el uno hacia el otro.
Y entonces,
se hará tan corto el camino
que no parecerá verdad,
y nos seguiremos mirando
como si nada hubiera pasado.
Colección Muñecas de trapo