lunes, 20 de diciembre de 2010

MIS CIEN BOCAS

La soledad me desespera
y me reconduce por caminos
perdidos en el frío recuerdo
del inicio del primer encuentro,
en donde naciste para mi boca.

Como colibrí, besé tus labios.
Con mano de seda, llegó aquel beso
de mis cien bocas ansiosas,
en donde aprendiste en cada una
el sabor de cien pócimas mágicas.

Recuerdo, ahora que la soledad
se obstina en memorar el pasado,
que me amabas con un amor inusitado,
y puedo gritar a los cuatro vientos
¡que juro que me amabas, que me amabas,
como a nadie jamás has amado!

¡Oh, mi flor de alhelí,
y también juro que mi boca
nunca saboreó tanta frescura,
y en cada uno de los cien besos
un manantial de agua fresca
me erizaba todo el cuerpo!

Hoy te acuso de ser la ladrona
de mis noventa y nueve bocas,
porque el día que te fuiste
me dejaste con una sola
y con el desespero de aquellos
noventa y nueve besos
que morirán presos en tu boca.

La soledad me mata, el tiempo pasa.
Yo lloro mis bocas y a ti
porque ya no te quedan besos.
¿Cuánto tiempo podrán vivir
las bocas sin los besos?


Colección Hablemos de ti

LLUVIA DE ESTRELLAS

¡Qué corta se hace la noche,
amada mía, cuando dos cuerpos
ansiosos de pasión se entregan
locamente al placer de amar, 
teniendo como testigo
la oscuridad del cielo!

Y es entonces cuando yo
me convierto en luna,
tú en estrella errante,
los besos en luz plateada
y las caricias en el firmamento.

¡Tan alto se eleva nuestro amor,
tan fuerte es el deseo,
que nos volvemos pedacitos de cielo!
Allá arriba, allá a lo lejos,
allá donde casi ni nos vemos.

Volamos por un espacio sin final,
a lomo de tu caballo blanco,
a la grupa de mi caballo negro.

Noches en que el amor
se derrite en el cielo
y se trasforma en
lluvia de estrellas.

Coleccion, Hablemos de ti

LUNA NEGRA

               LUNA NEGRA Soy yo el que quisiera librarme de ti y el que quiere olvidarte sin perder la vida en el intento, que ando algo da...