domingo, 23 de enero de 2011

ESPEJO

Suaves imágenes se mezclan al compás
de recuerdos añorados de otro tiempo,
que bullen como fuego dentro de mis venas.

Conservo en mi libro de versos preferido
la flor marchita que me regalaste
y aquella antigua foto perdida en mi vieja cartera.

Alimento mis noches de cuando eras mía
y me encierro en mí mismo para perpetuar
el primer clavel de amor
que nació en mi jardín interior.

Hoy te tengo dentro de mi corazón callado,
pero más tarde, cuando el verso se conjugue
en presente, y mi viaje al pasado haya terminado,
contemplaré el incuestionable paso
de los años reflejados en el espejo.

Colección Hundido en mi colchón

EL SOL ENTRA POR MI VENTANA

Por mi ventana pasea la luna cada noche,
iluminando la habitación de mi casa.

De día, el sol alumbra el salón,
el pasillo y la terraza.

Salgo al balcón para regar
con cristalina agua mis plantas.
Una canción brota de mi garganta:

¡Qué bonito es estar enamorado
y sentir el fuego de su mirada!
¡Qué sensación tan extraña
al escuchar sus románticas palabras
y con la luz apagada, oír "te quiero"
con voz entrecortada!

El sol entra por mi ventana,
para alumbrar mi alma de enamorado
y la luna me acompaña
en mis noches solitarias.

¡Qué hermoso es querer
a una mujer con locura
y sentir el roce de sus manos
debajo de las sábanas!
Volar cuando ella te habla.

El sol entra por mi ventana
para encender mi corazón en llamas,
para seguir queriendo a la mujer
que conmigo comparte mi cama.

Colección Hundido en mi colchón

AMOR HERIDO

Si pregunto a las estrellas
el camino que escogiste,
ellas, que en aquellas noches
eran nuestras compañeras,
no contestan, silenciosas
siguen mirándome a los ojos
para ver nacer una nueva lágrima.

Miro al cielo, y le ruego
que me de una pista
sobre cuál será la avenida
por la que junto a otro hombre
vas contoneando tus formas
y paseando tu sonrisa.
La oscuridad no me responde,
porque es tu mejor aliada,
y le pido a la luna clara y hermosa
que desde las alturas busque
el aroma de tu colonia
y te susurre al oído:

que me has dejado malherido,
que si no es contigo nada tiene sentido,
que me pierdo en pensamientos,
que hoy te sigo queriendo,
que aquellas noches de palabras inventadas,
de bancos rodeados de luces y flores aterciopeladas
siguen viviendo muy adentro de mi alma.

Colección Hundido en mi colchón

AVE DE RAPIÑA

¡Cuánto afán tuve de contener mi boca
hasta encontrar el camino de tus besos!
Horas desinteresadas, pendiente de tu cara blanca,
atento a cualquier movimiento de tus labios.

De tus manos se desprendía la esencia del mimo,
y en tu cintura, mis brazos enredados seguían
como hiedra buscando entre telas un ciego abrazo.

El fuego y la marea luchaban en mis entrañas.
Para no asustar tu alma tranquila,
esperaba como ave de rapiña
que cayera en mis garras mi pieza favorita.

Llegó el día en que tus labios sobre los míos se fundieron,
y aquel contacto se convirtió en sincera caricia.
Desde aquel mismo instante,
en mi corazón se apagó la llama de la lujuria.

Colección Hundido en mi colchón

FUSIÓN

Ahí estabas tú, desnuda,
y yo, anonadado, observando tu desnudez.
Mis manos, como antorchas en llamas,
intentaban aproximarse a tus pechos,
mientras tus hombros se habrían
en abrazo hacia mi cálido cuerpo.
Elevé mis brazos hacia tu abrazo,
para ceñirme a tu contorno.
Y el reloj paró el tiempo,
mientras el aire esculpía el instante
en que nuestros cuerpos se ensamblaban.
Y en un soplo, se hizo la fusión
de dos afluentes en un solo río,
para desembocar en un gran mar.

Colección Hablemos de ti

UNA MIRADA DIFERENTE

Cuando tú me miras, yo me sonrojo.
Y cuando dices que me ves hermoso,
yo me muero, porque tus ojos,
solo ellos, me ven fastuoso.

Yo, por mucho que mire en ellos,
no me veo como tú me ves.
¡Sí, son hermosos tus ojos,
también lo son tus labios
y tus mejillas coloradas!

Pero yo, en tus ojos siento vergüenza 
de mi barba cerrada, de mis labios gruesos, 
de mis pechos caídos y de mis flácidas piernas.

¡Cuando tú me miras, me asusto, 
me siento desnudo y no me gusto!
Como tú me miras, 
ninguna antes me había mirado. 
¡Y son a ellos, a tus ojos, 
que solo con alzar los párpados,
ya les temo!

Al final, cierro los míos avergonzados
y me abandono a mi suerte,
dejándome llevar por tus lívidos ojos.

Colección Hablemos de ti

EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA

EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA - Si me vas a dejar, mejor no me digas nada, bien puedes pegarme un tiro o darte la media vuelta sin que yo me enter...