Escribir, escribir en ocasiones no es divertido. Algunas veces la letra sale desgarrada, lastimada, queriendo evitar las lágrimas del pensamiento. Nace con la necesidad de contar la verdad y escribirla con tinta china, tan negra como el alma mía por tantas personas que mueren a diario con esta maldita pandemia.
No siempre al escribir sale el sol por Antequera y ahora, cada noche, al contar los muertos, como si se tratara de un parte de guerra, te imaginas de luto a tantas familias, que ni tan siquiera pueden llorar a sus difuntos. Que me muero de penita, pena y me quedo sin palabras en el tintero. Y así, de esta tristeza, amanecemos cada día sembrando de cruces los cementerios.
Colección: POEMAS DE TERRONES DE AZÚCAR BLANCO