domingo, 5 de junio de 2022

LO IMPORTANTE NO ES QUIÉN LA TIENE MÁS GRANDE



En estos días de incerteza me invade la duda sobre este mundo indefenso y débil a pesar de las armas nucleares y me estremece el porvenir de la raza humana. Acechándonos está un microscópico virus, levantamos muros y cerramos fronteras como si con ello consiguiéremos salir airosos de tan desigual duelo.


Lucen en los campos una esplendorosa primavera de explosivos coloridos y los pájaros volvieron a mi balcón a piar igual que cuando era un niño. ¿El mar? Ese mar, al que decíamos que era de color turquesa y era un despropósito de escombros, ha vuelto a sus colores de origen igual que lo recuerdo en mi infancia.


No, no habrá duelo de Titanes ni luchará David contra Goliat. La guerra ya la ha ganado la bacteria sin necesidad de usar armas. Cuentan las bajas a millares y seguimos con las armas nucleares encerradas en los hangares. Y así, encarcelados por órdenes gubernativas, un día no muy lejano, volveremos tristes a la vida cotidiana. Tristes por haber perdido a gente querida y nos daremos de nuevo la mano y nos besaremos como hermanos y así, poco a poco, volverá a ser todo tal como era antes. Volverán a abrir las fronteras y abriremos de par en par las puertas de las casas.


Entonces alguien muy importante dirá que hemos ganado la guerra, y nos volverán a mentir como de costumbre, porque esto nunca se acaba. Y no nos extrañe que en algún lugar, algún iluminado se autoimponga un monumento en el centro de la plaza de su pueblo, recordando el valor que tuvo en momentos tan críticos, salvando al mundo entero. Mientras algún que otro político, de tres al cuarto, repartirá medallas a cuatro listillos que han estado agazapados en la retaguardia. Y así nos va, así nos irá.


Volverán de nuevo a palidecer las flores, los peces volverán a las profundidades y los pájaros se irán a las montañas más altas. Volverá el odio al mundo y los mandamases competirán a ver quién la tiene más “grande” y será entonces cuando el microscópico virus, atrapado en una probeta, se reirá de nosotros a carcajadas.

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