lunes, 18 de febrero de 2013

SI UN DÍA QUIERES, SI UN DÍA VUELVES

Volveré de nuevo a amar su recuerdo el próximo verano
y seguiré el torrente que me devolverá 
de nuevo al mar de sus cálidos abrazos 
y volveré a ver las puertas del cielo abiertas de par en par.

¿Dónde dejamos escondidas las últimas olas?
¿Dónde dejamos colgados los últimos besos?
¿Sobre qué roca vimos llegar el último barco?

Sigo desde entonces viviendo de espaldas a la mar,
el mismo mar que algún día la tiene que devolver.
Y sigo obstinado buscando cada mañana en el azul del cielo
y en la oscuridad de la noche sus hermosos ojos.

Y así es, y así seguirá siendo, mientras la lejanía
de su recuerdo vaya cambiando poco a poco
la sumisa alegría de mi corazón enamorado.

Siento que forma parte de mi ser:
es mi mejor nota, la luz, la abundancia,
es temor y calor y, todo junto,
la convierten en un misterio tan lejano
que me siento encarcelado en un rincón olvidado.

No reniego de lo que hace tiempo que ya sé.
No reniego de todo aquello que conozco.
No reniego del verde del pinar, del murmullo de las olas,
como tampoco reniego del recuerdo 
de su boca de miel ni del enciso de sus miradas.

Solo pido que el río de mi ansiedad
vuelva de nuevo a la mar y que las gaviotas
vuelvan de nuevo a volar sobre las aguas.
Que la espuma golpee de nuevo contra las rocas
y que nuestros corazones se vuelvan a abrazar.

Salgo del frio invierno y los primeros rayos de sol
me devuelven el calor al rostro.
Salgo del final de un largo y oscuro túnel
y me siento de nuevo libre como un pajarillo
que da la bienvenida al caluroso verano
y siento como de nuevo me hierve la sangre.

¡Pero seguiré añorando cómo sus manos de hada
recogían las olas que llegaban a dormir a mi playa!


Colección Poemas sin ton ni son

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