buscando un atisbo de amor
en el fondo de su mirada,
mientras el viento del invierno
me seca la boca de palabras.
De la soledad solo saco miserias,
miserias, que me abandonan a mi suerte.
Y allí estaré, solo, al llegar la tarde,
sentado sobre una roca,
dibujando caminos sin destinos,
sobre un mar azul en calma.
Amarrarán las barcas de pesca
en la bahía y, mientras tanto,
daré rienda suelta a mi alma,
allá por el horizonte, perdiéndose
entre nubes de colores,
jugando entre la tierra y el cielo.
No, no haré ningún esfuerzo,
me quedaré sentado,
sin malgastar palabras.
Que se ponga el sol,
que yo permaneceré solo,
sentado sobre la roca,
esperando que caiga la noche
y con ella, mi oscura alma.
Colección Pescador de ilusiones