muy adentro de las entrañas
dando extraños saltos.
Entonces, pienso
que tendré un triste reposo
con tres lobos mordiéndome el cuello.
Me arrastran por negros túneles,
mientras los huesos del pasado
repican a campanadas de difunto.
Otra vez más, si mas no,
veiente misteriosas patas
de un monstruo desconocido
de un monstruo desconocido
me desnudan al alba
al sonido de una siniestra
sinfonía de lo absurdo.
Golpea encima
de mi decapitada cabeza
el sonido de mi nombre
que me deja desconcertado.
Escucho,
y no hay respuesta
¿Qué escuchar?
Escucho…
Colección Poemas Sin ton ni son