jueves, 9 de septiembre de 2021

SIN ELLA NO EXISTIRÍA UN YO

Con ella aprendí hacer la cama a diario, aunque nunca comprendí por qué era tan necesario. ¿Sería que le gustaba estirar las sabanas y colocar en línea recta las almohadas? Aprendí a preparar el desayuno: café negro, dos tostadas, mantequilla, mermelada de fresa, cruasán y un zumo de naranja. Esperaba pacientemente para secarle la espalda cuando salía de la ducha y me besaba para darme las gracias por las atenciones prestadas.


Esbozaba su mejor sonrisa al verme a su lado desayunando, mientras buscaba debajo de la servilleta la sorpresa que la tenía preparada a diario: Unos pétalos de rosa. 

Le sonreía mientras contaba anécdotas de la oficina. Yo seguía el relato con cara de sorpresa, aunque que fuera un capítulo repetido. Nos levantamos y nos mudábamos para ir al trabajo, cada uno por su lado. Volvíamos por la tarde y lo primero que hacíamos era deshacer la cama. Siempre me he preguntado; ¿por qué cada mañana debíamos de hacer la cama de nuevo? Misterios de la vida.

A su lado aprendí tantas cosas que sin ella no sabría hacer nada. Hoy yo me he convertido en su mejor obra… y ella en mi media manzana.
 


  
Colección: POEMAS DE TERRONES DE AZÚCAR BLANCO.

LUNA NEGRA

               LUNA NEGRA Soy yo el que quisiera librarme de ti y el que quiere olvidarte sin perder la vida en el intento, que ando algo da...