lunes, 10 de julio de 2023

SUEÑOS QUE NO SON DE ESTE MUNDO

Mi historia puede sonar a fantasía, pero os juro por el hada que yo más quiero, que mi sueño fue real, como el mejor de mis cuentos. Anduve errante entre sus cabellos en un bosque encantado de centenarios árboles, de verdes matorrales y de flores olorosas. 

Así empezó el viaje a lo largo y ancho de su cuerpo, hasta dar con sus ojos de una hermosura alucinante de los colores del arco iris. Cuando, solo Dios sabe cómo, me caí al vacío, hasta agarrarme de sus labios inefables. Y allí aprendí, con el paso del tiempo, el gusto de mil sabores diferentes que tienen los besos. 

Descendí, a riesgo de mi existencia, por su piel de azúcar moreno, hasta encumbrar el pezón derecho de su pecho, hecho en las cumbres cubiertas de nieve perenne. 
En tanto viaje, me pilló la noche estrellada en su ombligo, de fuego y plata. Dormí como un bendito a pata suelta, cansado de tan intrépida aventura, por su cuerpo serrano, hecho a la medida de mi desvarío mental. 

Desperecé de un sobresalto y tuve vértigo de las alturas, entré el mar y el cielo, en tan tupidas formas que recordaban la piel del melocotón. Miré hacia abajo y entré en estado de continuo vértigo, cayendo al espacio en un triple salto mortal. Un ángel, un ángel negro, me agarró por la cintura, salvándome de una muerte segura. En una mesa sin cubiertos, comí de invitado, los más exquisitos manjares, dignos de sultanes. Y de allí, hasta llegar al suelo, solo fue cosa de un instante. Un abrir y cerrar de ojos.

Y aquí, doy por terminado este sueño tan extraño, que incluso yo, después de escribirlo, lo pongo todo en duda. Aunque fue tan real y profundo, que nada del relato parece ser de este mundo.




Juanjo Cardona. 

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.

LUNA NUEVA

Las últimas luces del alba ponen fin a los verdes campos. El bosque se cierra a cal y canto en noche cerrada. El aire corre entre los árboles mientras las aguas bajan hasta la playa.

Las barcas van llegando al puerto a buen recaudo, las velas se van recogiendo entre mástiles. Corren los marineros de vuelta al calor de sus hogares. Yo contemplo con ojos encendidos, como el mundo se apaga entre luceritos y estrellitas en noche de luna nueva.

Se nos va el día y vuelve la noche misteriosa. Anda suelto el ladrón, el seductor y el acosador merodea a sus anchas. Busca la buscona a su presa y la joven curiosa, busca el amor a ciegas. Es un mundo hecho a la medida de cada cual, y no importa el idioma ni el color del alma. 

De vuelta, con las primeras luces del alba, vuelve la puta a su burdel, el cura a su iglesia y la joven entra por la ventana a escondidas de sus padres.



 
Juanjo Cardona.


Colección: YO, POETA. TE ADOPTO COMO MUSA.

CASITA DE MUÑECAS

Y así la hallé el primer día, tumbada y desnuda, como su madre la trajo al mundo. ¡Era tan dulce y tierna! Como la música de Amadeus Mozart con letra de Espronceda. Y desde entonces yo la quise como a una muñeca de carne y hueso. Me acariciaba, me daba besos y me veía guapo como un galán de película, aunque no lo fuera.

¡Oh, mi niña! E insistía en ello, como si no hubiera un mañana. Me acariciaba y me besaba, como si en cada besoo, se le fuera el alma. Yo me abandonaba a mi suerte y le susurraba al oído; ¡Por ti muero! Y así, de esta forma tan sencilla, se nos morían las horas debajo las sabanas, entre caricias y lametones de fresa y frambuesa. Con la luna de testigo, que no es poco.

Como no quererla, si todo en ella era perfecto: Si yo era su don Juan Tenorio y ella mi Dulcinea. Que sí, que sí. Te prometo que los juegos eran reales y el amor verdadero. Que de romántico hay que nacer o estar muy, pero que muy loco y siempre estar atento a cada mirada o movimiento.

— ¿No ves amada mía, que en el cielo los ángeles están dibujando un corazón con una flecha cruzada?

— ¿¡Con tu nombre y el mío!?. — preguntó, buscando el dibujo en el firmamento.

De madrugada, las campanas de la iglesia del pueblo, nos llamaron a la cruel realidad. 

Tilín, talán. 
Tilín, tolón. 

Tal vez, todo había sido un sueño de dos locos que se entregaban el uno a otro, en un lugar paradisíaco con un lago azul, con pájaros tropicales, ciervos paseando por el jardín en una casita de papel.

Talán, talón. 
Talín, tilín. 
 



Juanjo Cardona

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.

CUANDO LA VIDA Y LA MUERTE DEPENDE DE UN BESO.

Vaya sueño el de aquella noche, que no salgo de mi asombro, te lo digo en serio, que todavía no me lo creó. Que iba yo montado sobre un burro con grandes alas blancas, volando de un lado al otro del cielo, como Pedro por su espacio. Me paró la policía celestial y me pidió los papeles del burro y me preguntó que a dónde me dirigía, yo me quedé mudo, me saqué de un bolsillo unos papeles con faltas de ortografía y me dijeron que continuara mi camino. Nada tenía sentido.

¿Y dónde iba yo ahora, si no tenía billete de ida y vuelta? Me encontré con un mendigo que mendigaba por cuatro monedas de hojalata y te informaba de cuál sería tu futuro inmediato. Me acuerdo de que giré a la derecha de un camino, que no salía en el mapa. A pocos metros, un letrero luminoso con flecha incluida, marcaba el camino hacia un castillo medieval de chocolate y gominolas. El burro rebuznó, plegó las alas y se negó a seguir volando. Me dijo que hasta aquí había llegado y se negaba a seguir volando por cuatro puñeteros reales. Que estaba cansado, y que me bajara del burro.

 Un gran cisne negro, de cuello corto y largas patas, me ofreció su lomo a cambio de una bolsa de pipas peladas, que las saqué de las botas del gato. Corrió veloz a través de campos de trigo, alfalfa y de roja cebada. Cuanto más caminos y más revuelo, más corría el condenado cisne. Ordené que parara, que ya estaba harto de no ir a ninguna parte. Me tiró al vacío, con malas artes y caí dando tumbos, cuesta abajo y cuando estaba a pocos metros, de golpear mi cabeza contra un pedrusco de nata, me salieron unas hermosas alas de mariposa. Andaba yo espeso de entendimiento, con tanto follón. Yo solo quería volver a mi fría realidad diaria. Mi razón ya no daba para más ¡Hasta aquí habíamos llegado! Pensé, a punto de abrir los ojos.

¿Cómo puedo yo contaros para que me entendáis? Pues que en pleno sueño, apareció, envuelta en una aureola de fuego y plata, la más bella chica que jamás hubiera imaginado ni en el más dulce de los sueños. Y volví a cerrar los ojos con fuerza, paro no perderme el resto, que por un momento se estaba poniendo interesante. En mi corazón sonaban tambores y trompetas, mientras tanto, ella sonría, cada vez más cerca de mis labios. Llegué a pensar que me moriría si me besaba y cerré los ojos, con tanta fuerza, que ahora no recuerdo si me besó en aquel mismo instante, pero sí recuerdo que me dieron por muerto y difunto, tantos los ángeles
como los demonios.

A mi entierro asintieron todos los personajes del sueño y algunos más que se colaron por las rendijas. Menos ella, que no volvía a mi sueño. La invoqué en mi propio entierro y le rogué que volviera a rematar su trabajo. Y ella, volvió, la vi de reojo, vestida de rojo con pamela negra, rezando al cielo por mi alma. Los asistentes le rogaron a gritos, que me despidiera, como estaba escrito en los estatutos de los sueños eternos: Con un beso, un gran beso de sus pálidos y fríos labios. Y fue justo entonces, en el mismísimo momento del beso, cuando entre empujones, me echaron del sueño. Ahora, incrédulo, tampoco recuerdo, si existió beso alguno, durante tan extraño aquelarre.

Y aquí me tenéis, todas las noches, intentando entrar de nuevo en mi sueño, para volver a ver a la más bella de las damas, que con un solo beso te puede matar y con otro te devuelve a la vida.


 

Juanjo Cardona.

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA

CUANDO NO HAY VUELTA ATRAS.

Y ahora a quién le cuento, que tengo el corazón partido. Que oigo como llaman a la puerta los demonios del olvido. Sentado en el balcón, veo como los campesinos siembras la semilla. ¡Está tan lejos de casa!, Pero no consigo olvidarla, a pesar de mi ya desgastada memoria.

La noche, arremete con fuerza contra la luz del día y gana la oscuridad de forma incontestable. Un negro velo me rodea y sigo pensando que todo fue fruto de la fantasía que distorsionó la más pura lógica de dos amantes que compartían saliva y cama.
¿Y ahora qué haré, con tanta noche estelada? ¿Qué haré con mis ojos muertos de miradas?  No volveré a sentir su piel sobre mi piel, esperando las primeras luces del alba, para volver a verla alejarse.

Y aquí me tienes, dando vueltas y más vueltas a una historia finiquitada, que no tiene vuelta de hoja y que no quedaron ni las migajas. E Igual que la última noche oscura de caricias, ella fue desapareciendo, mientras se iban apagando los luceros al alba.


Juanjo Cardona.

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.

SZERETLEK ( TE QUIERO)

La sombra de mi amada es alargada, entra por la ventana y se tumba entre libros sobre la cama y escucha apasionada como invento palabras para describir como son sus labios. 

Cierra los ojos, envuelta por mis brazos, esperando que le cante una nana. A mi amada, le gusta llevarme al límite de mis posiblidades y espera que le recite versos que rimen con loco, beso, deseo, veneno o labios.

Labios que son una mezcla 
de azúcar y veneno.
Que son ellos y solo ellos
lo que más yo quiero.
Qué paso la noche en vela, 
como un loco enamorado.
Esperando un solo roce de tus labios, aunque halle en ellos la muerte en el intento de amarte.
Besos que inspiran el alma mía
 y encienden el cuerpo al deseo,
envuelta de amor eterno.
Y así, duerme mi dulce amada, 
como un angelito bueno.

Se acabó la noche y las estrellas vuelven a su casa a contar relatos, de pobres diablos que van mendigando besos por las calles. Mientras la sombra de mi amada es tan, tan alargada, que me tiene en vela toda la noche buscado mil formas diferentes, de decirle:
 
Te quiero, Je t'aime, te quero
I love you, ti amo, ya tebya Iyublyu, Ik hou van jou, szeretlek, Ich liebe dich, T'estimo, Quérote, Tut Kamav ...



 
 Juanjo Cardona.

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA

AMORES QUE MATAN

Ni tú ni yo somos iguales, ni estamos en disposición de amarnos. Te lo digo con el corazón en la mano. Tú, porque eres perfecta y yo un gusano. Pero qué coste, que te he querido tanto, que me he quedado en blanco, justo ahora que me habías enamorado.  

Tú tienes una varita mágica y cuando quieres que baile, yo, voy y bailo. Nada me hace tan feliz como cuando tú me miras a los ojos y me sonrojo. Y es que me tienes encandilado por tus huesos y tú ni te das cuenta de que tengo una nariz, dos orejas y dos dedos de frente.

Vamos, que ni te das cuenta de que existo y me ignoras. Tú y yo, somos un desastre como pareja, mejor por separados. Que tú sin mí, no sabes con quién enfadarte, que yo te vengo de perlas para tus maldades. Ves como yo y tú, somos el blanco y el negro. Tú bajantes del cielo, y yo subí del infierno para encontrarte, pero hay que reconocer que ha sido un auténtica catástrofe.

¡Que no, que no! Que no le des más vueltas, no insistas, que a mí me gusta la calma y a ti la tormenta, que somos incompatibles, de aquí a la Venezuela. Que tú me quieres, no es un misterio, que yo te quiero, es más cierto, como que hay un cielo. Pero vivimos en mundos separados, tú en Júpiter y yo en la tierra. Pero cuando no estamos juntos, nos echamos de menos. Que tú eres este trozo de melón que me falta o mi media naranja amarga. Que mi cama es muy grande para mí solo y mis besos se quedan a medias sin tus caricias cuando te quedas dormida.

¿Y ahora que quieres qué te diga? ¿Que somos diferentes, que lo nuestro no tiene sentido?  Pues que sepas que es cierto, que no me gusta que babees cuando te como la boca, que tú estás loca de remate. Pero, también te confieso, que por ti daría la vida. Pero, no se lo digas a nadie, porque esto será un secreto que nos llevaremos a la tumba cuando pasen los años. Lo dicho, una puñetera locura.




Juanjo Cardona

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA. 

EL TROVADOR Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.

El amante, quería subir hasta la habitación del torreón, trepando por los muros del castillo, hasta llegar al balcón de su amada.

 Él, herido de amor, la buscaba con empeño. ¡Ay, Dios mío, qué pasión de amor! Que se juega la vida, por un abrazo de su Dulcinea. Qué locura, que destreza, siente nuestro enamorado en su corazón, que arriesga la vida por un solo beso de sus labios.

Qué fuerza, habrá en sus manos, que todavía de media noche, sigue escalando hasta lo más alto, en donde su amada está encerrada a cal y canto, por la desconfianza que su padre tiene de su hija de moral distraída.

El amante sigue escalando, palmo a palmo, hasta llegar a lo más alto. ¡Cuanto deseo, lleva guardado en sus entrañas! Que no cesa en su empeño de llegar hasta la cama de su dama.

Quiere el amante llegar hasta los brazos de la princesa o morir en el acto, que no hay muerte más dulce que la muerte, en el intento de abrazar a su amada. 

Y gritó el amante, en el último tramo, a punto de dar el último paso.

— ¡Estela, Estela! Sal al balcón que he llegado asfixiado. ¡¡¡Estelaaaaa, Estelaaaaa! ¡! Échame un puto cable o una sabana, que no puedo con mi alma y me caigo, si no sales de inmediato para ayudarme!!!

Pobre enamorado, que a punto está de perder las fuerzas y caer al vacío. Cuando, de repente, su amada, saltó de la cama, al oír sus desesperados gritos, en aquella silenciosa noche de luna llena y estrellada. 

— ¿Dónde estás amado mío? Que no atino a verte?,

— ¡Coño! ¡Debajo del balcón! Tírame, de inmediato, una cuerda, que mis fuerzas flaquean y mi vida está pendiente de un hilo.

— ¡Uyyyy! Yo bien quisiera, pero es que hoy estoy ocupada, que ha venido otro pretendiente a verme y no creo que estuviera contento si te ve con este aspecto de ladrón y con estas malas intenciones con las que estás escalando el muro. Y hoy, ya no estoy por la labor de fornicar contigo.

— ¡Pero amada, no me dejes morir! Que las fuerzas y el disgusto que me has dado, me han dejado al límite de mis posibilidades y si tú ahora me abandonas, moriré sin remedio.
 
—Amado mío, que tú sabes que te quiero con locura, pero vuelve otro día, que te juro que te estaré esperando, pero ahora me has pillado en un mal momento. Estoy muy ocupada y el caballero en cuestión, no estará esta noche para duelos y menos a estas horas de la madrugada. ¿Verdad que lo entiendes, amor mío?

— ¡Cariño! ¿Por dónde ha entrado este caballero? Que yo llevo toda la noche escalando y no me he cruzado con hombre alguno, trepando el muro.

— Por la puerta Mariano, por la puerta, que hoy mis padres se han ido de viaje de fin de, y no vendrán hasta el lunes. Mi nuevo galán se ha enterado de que yo estaría solita y ha venido para hacerme compañía. Tú ya sabes como son estas cosas. 

Sin más, se oyó un grito desgarrador, del enamorado, que perdió las fuerzas y la esperanza de ser amado, por su bella dama, y va cayendo al vacío, a grito pelado. ¡Aaaaaaaaa! ¡Me cago en tu padreeeee!

Cerró ella la puerta del balcón, para no oír los berridos y quejidos de su pobre amado. Mientras tanto, él, quedó tirado sobre el jardín del castillo malherido. Hay algunos ángeles que no tiene alas y no vuelan, y nuestro protagonista, no tenía, ni era ángel, ni era nada, vamos, qué era simple mortal, enamorado de una dama que no le correspondía, y además por lo visto era viciosilla en eso del cortejo.

Un perro, un pobre perro callejero, se acercó al moribundo y le lamió las manos y la cara, y aulló a la luna. ¡Aaauuu, aaauuu!. 

El amante, no daba crédito a tanta desgracia. Aullaba el perro, y al mismo tiempo oía los gemidos de placer de su amada, desde lo alto de la torre, que no hizo ni puñetero caso del percance.

En aquellos instantes solo faltaban los violines y un coro de ángeles para endulzar la puta noche de la muerte del pobre amante.
 Gritaba ella de placer a los cuatro vientos, desde el balcón, mientras el tal Juan la empotraba contra la barandilla, mirando al horizonte.

Abajo, seguía el perro ladrando y aullando, mientras nuestro intrépido amante, falleció por el amor de una mujer, que no le fue correspondido.

… Cuenta la leyenda, que cada viernes, vuelve el perro a ladrar y a aullar por los alrededor en donde nuestro pobre amante perdió la vida. Y que la dama se casó con el Don Juan, de pacotillas, que entró por la puerta grande y que dos hermosas niñas, años más tarde, correteaban por los jardines del castillo

Y colorín colorado. 

Moraleja: cuando vayas a cortejar, entra por la puerta y no seas gilipollas haciéndote el héroe. Que las canciones que cantaban los trovadores, eran todas una puñetera mentira. Y además, ¿Por qué te vas a jugar la vida, por amores, que luego no te son correspondidos? ¡Pues ala! Ya lo sabes.

Juanjo Cardona.

Colección: YO, POETA. TE ADOPTO COMO MUSA.

ENVIDIA COCHINA ES LO QUE TIENE LA LUNA

Cuando sale la luna, allá entre los montes, va pintando los bosques de negro. Cuando sale, la luna de paseo, sale pintadita de plata y es entonces cuando se encienden las farolas de la plaza de mi pueblo. 
Qué bonita viene mi niña, vestidita de angelito en noche cerrada, con una sonrisa de lado a lado. Y es que por la noche, sale a la calle, todo lo bueno y lo malo. 

Cuando sale la luna, aúllan los hombres lobos y los vampiros vuelan a su aire, buscando a quién hincar el diente. 
¡Ay! Que bonita que está mi niña, con estos andares de gitana, para darme un beso, así de grande, en cada mejilla.

Cuando llega la noche, el mar se tiñe de luto, y ya no existen horizontes ni fronteras, y por unas horas, somos todos iguales, los blancos y los negros. Qué bonita viene mi niña, con este cuerpecito de muñeca, que muero de amor, solo con verla como se acerca. 

Cuando la luna y mi niña se juntan, esto, esto es para quitarte el sombrero. Porque no veas como se pone mi niña, cuando se quita el vestido y se lanza a bailar a luz de la luna, una copla sevillana. Y es entonces cuando yo me muero de miedo, porque cualquier día vendrán desde el cielo, a buscar el ángel caído.

Cuando vuelva a salir la luna te estaré esperado, para darte estos achuchones que a ti tanto te gustan. Como no voy a quererte, niña mía, que cada noche que me acuesto contigo, es como acostarse con una estrella distinta.

Y así, llegan las primeras luces del alba y nos pilla dormidos como dos tontos, cogidos de la cintura y con los morritos pegados.
 
¡Despierta! ¡Despierta! Qué tu madre te estará esperando, preocupada de que llegues a casa sana y salvo. Que tú sabes, que no le gustan los cuentos, ni mucho menos, los de hombres lobos ni los de vampiros.


 
 
Juanjo Cardona

Colección: YO, POETA. TE ADOPTO COMO MUSA

¡DUERME, DUERME!

¡Duerme!

No temas mi mirada,
cuando te miro a los ojos fijamente. Que soy tu ángel de la guardia. Me quedo despierto
guardando tus dulces sueños,
que no habrá ni dragón ni truhan
que interrumpa tu descanso. 

¿Cómo te voy a dejar solita, gatita mía?, si tú eres mi espejito mágico, en donde me miro por la mañana. Y espero, pacientemente, en un rincón de la habitación, para darte un beso, de buenas buenos días cuando despiertas. Corazón mío. 

¡Duerme! ¡Duerme!
 



Juanjo Cardona

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA:

LUNA NEGRA

               LUNA NEGRA Soy yo el que quisiera librarme de ti y el que quiere olvidarte sin perder la vida en el intento, que ando algo da...