Y ahora volvemos hacer marcha atrás con el tema de los horarios. ¿Cómo quedamos? Primero se le da potestad a cada Comunidad Autonómica para que haga lo más conveniente y luego, si no es de su agrado, va el gobierno, y lo cambian por sus narices. Ahora sí, ahora no. Ahora sí, ahora no. Suena a cachondeo.
Vamos, esto no es de recibo. Si no fuera porque el cargo está bien remunerado es para mandarlos a cagar. Es de una lógica aplastante. No hace falta tener estudios universitarios, ni mucho menos ser ministro. Cualquiera que tenga dos dedos de frente lo deduce por sí mismo, sin tener jaqueca al día siguiente.
Pues mira por donde la volvemos a tener liada a la primera de cambio. Sí, pero no solo entre ellos, que son pocos y mal avenidos, sino con los ciudadanos, que nos tratan como gilipollas por rastrojos. Y digo yo, que antes de presentarse a esto de mandar, les tendrían de hacer un test de inteligencia o un cursillo de logística. Porque vamos, esto es de catón. Y luego se extrañan de que cada vez que hablan suba el pan. ¡No hay para menos!
El pueblo sufre y calla y la mayoría cumplimos con las ordenanzas a pies juntillas. ¡Pero por favor! Aclárense entre ustedes, porque el nivel intelectual del pueblo no está por las nubes y nos cuesta un potosí memorizar leyes a diario. A muchos nos viene justito pasar el día... Vamos, como a ustedes, que tampoco crean que son de otro planeta.
Pues van a liarla parda. Porque ahora vamos a ver quién da su brazo a torcer. Pero es de lógica, tienen diecisiete hijos y cada uno de una madre diferente y quieren que todos se parezcan y piensen como el padre. ¡Pues va a ser que no! Yo tengo dos hijos con la misma madre y se parecen entre sí; como un huevo a una castaña.
Pues nada. Ustedes a su aire, que ya le han cogido el tranquillo a esto de cagarla y luego sacar la pata. Tranquilos, no se preocupen, que ya nos tienen acostumbrados.
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