He leído en un periódico algo sobre las futuras costumbres y hábitos del personal referente a la economía y a las relaciones sexuales que mantendremos en el post Covid-19, además del índice de natalidad a corto y largo plazo.
Me han sorprendido los personajes importantes que dan su opinión en prestigiosas revistas y periódicos del mundo. Y me he quedado a cuadros por las conclusiones a las que llegan al afirmar o negar lo que el pueblo llano piensa sin tanto bombo y platillo. Es como tirar una moneda al aire. Unos afirman y otros niegan. Al final a unos u otro le tendremos de dar la razón.
Conclusión: vienen a decir que no esperemos nada nuevo, que tardaremos un tiempo para que el mundo vuelva a ser el mismo, dependiendo de la situación económica del país o de las familias. ¡Olé, sus huevos! O sea, te lo explicaré más sencillo para que no pierdas el hilo: los ricos harán lo que les pase por los cojones y los pobres se seguirán jodiendo... como toda la vida.
Con el tema de la natalidad, ahí lo tienen menos claro. Se han dado cuenta de que con esto del confinamiento pensaban que follaríamos más y, sin embargo, no ha sido así. También podría ser que la gente practique el sexo seguro y no lo vaya pregonando a los cuatro vientos o también podría darse el caso que cada vez haya más parejas de homosexuales. Tampoco lo han dejado muy claro.
Digo, que tampoco hacían falta tantos sabiondos para dar tan escasa información científica con eso del dinero y lo del procrear. Lo bueno de leer esta clase de artículos es que te das cuenta de que el resto de los mortales no somos tan tontos e incluso algunos pensamos. Claro, si nos dan ocasión y tiempo.
Mañana a la hora del aperitivo llamaré a mis colegas para hablar del tema alrededor de una mesa en la terraza del bar de la esquina. Con unas tapas de aceitunas, patatas bravas, calamares a la romana y unas jarras de cervezas bien frías. Seguro que en una horita arreglaremos el mundo. Si quieres estás invitado-a.
¡Camarero! otra ronda.
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