Contestas a mis quejas
con un sincero eco de amor
y buenos deseos.
¿Dónde estás, amiga, que no te veo?
¿Dónde estás, que tocarte no puedo?
Edén de mi recuerdo,
aroma de mis sueños venideros,
brisa del sur de cielos de doble luna,
que me embriagas con palabras.
A todas mis súplicas
has respondido con caricias
y has teñido mi vida
de garbo y simpatía.
¿Pasaré yo la vida a tientas
como un mendigo ciego?
¿Dónde estás, mujer, dónde estás,
que siendo mía no te tengo...?
Colección A quién no le guste la poesía,
que arranque la primera letra.
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