el camino que escogiste,
ellas, que en aquellas noches
eran nuestras compañeras,
no contestan, silenciosas
siguen mirándome a los ojos
para ver nacer una nueva lágrima.
Miro al cielo, y le ruego
que me de una pista
sobre cuál será la avenida
por la que junto a otro hombre
vas contoneando tus formas
y paseando tu sonrisa.
La oscuridad no me responde,
porque es tu mejor aliada,
y le pido a la luna clara y hermosa
que desde las alturas busque
el aroma de tu colonia
y te susurre al oído:
que me has dejado malherido,
que si no es contigo nada tiene sentido,
que me pierdo en pensamientos,
que hoy te sigo queriendo,
que aquellas noches de palabras inventadas,
de bancos rodeados de luces y flores aterciopeladas
siguen viviendo muy adentro de mi alma.
Colección Hundido en mi colchón
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