sábado, 18 de septiembre de 2010

CORAZÓN HAMBRIENTO

Suspiro con nostalgia
el frenesí de tu boca.
La brisa del mar
no me ha hecho olvidar
el canto de tu sonrisa,
que abrigaba las estelas
de nuestros pasos al caminar.

Al mirarte, tus ojos brillaban
con la luz de las cascadas
al chocar contra las rocas,
y callaban con anhelo
aquellas noches de avaricia.

Quiero comer de tus manos
todas aquellas horas que perdimos,
cuando nuestros cuerpos agotados
ya no bebían de aquel caudal
de frescura inagotada.

Callado me tienes,
por no poder buscar
en cada rito de tus movimientos
algún sentimiento
de mi corazón hambriento.
Colección paisajes de mujer

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