aquellas palabras
que a tu lado aprendía.
Y mirarme en el espejo cada mañana,
acercar mis labios a aquel cristal,
y sentir el frío de tu mirada.
Bajar las escaleras
sin rumbo, sin destino, solo,
para perderme en estas calles,
con el único deseo
de volver a encontrar mi alma.
Camino sin guía,
sin nada que me atraiga;
me giro, y miro
el camino que he recorrido,
y no reconozco
ninguno de aquellos portales,
que uno tras otro,
voy dejando a mi paso
por aquellos pasajes.
Levanto mis ojos al cielo
y suspiro al viento;
de repente mi garganta
se desgarra en un fuerte lamento,
por no reconocer aquel balcón
que en su interior
todavía conserva nuestro lecho.
Colección paisajes de mujer
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