JUVENTUD, DIVINO TESORO

JUVENTUD, DIVINO TESORO

Llamó mi amiga del alma, estábamos enamorados, cosas de juventud. Yo contento como unas castañuelas alquilé un apartamento que me costó un ojo de la cara. Imagínate, un fin de semana con la chica de mis amores. 

Compre comida y añadí unas rosas rojas, velas y dos paquetes de Malboro. Un plan perfecto. Los días anteriores se hicieron larguísimos, pero llegó el momento. El viernes a las 10’30 la fui a buscar al aeropuerto emocionado por el encuentro. Al verla, corrí a sus brazos y el primer beso se hizo eterno.

 - ¡Al fin juntos! ¡Te quiero! 

- Y yo más.

Colección 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES.

CORAZONES CRUZADOS.

CORAZONES CRUZADOS.

Entre tú y yo hay un mundo y sin embargo, he notado tu corazón rozando el mío. Con ellos dos tan cercanos he sentido que palpitaban a la par, como uno solo. Sabes que suelo hablar poco, pero contigo puedo hacerlo de amor y de todo.

Dejemos que fluían las palabras del querer auténtico y que las emociones nos acompañen en nuestro proyecto. Alejémonos de historias y de cuentos que no llevan a ningun sitio. 

Seamos sensatos con nosotros mismos y bajemos de nuestros pedestales y mostrémosles a nuestros corazones tal como somos. Ni más ni menos, simples y humanos. 

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LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS.

LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS. 

Hacía años que aquel portarretrato permanecía en el estante. Aquel día, miré la disparidad que había entre mi rostro y el de la foto. Me dirigí al espejo y me acerqué para mirar las canas que habían aparecido sobre mi escaso cuero cabelludo. 

Miré angustiado las arrugas que se habían formado sobre mi cara sin que me hubiese dado cuenta del transcurso del tiempo y corrí en busca del portarretrato. Comparé los labios, el mentón, la nariz, los ojos y la frente. Con toda seguridad, alguien había cambiado el retrato, porque el hombre de la foto, no era yo. ¡Seguro!

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AMOR GALÁCTICO.

 AMOR GALÁCTICO 

— Cariño, te recuerdo que llevamos dos días encerrados en esta «nave espacial» sin salir ni para comer. Nos alimentamos de galletas, chocolate, Coca-Cola, leche y pastillas de Juanola y no paramos de follar, como si no hubiera un mañana, porque según tú dices, todo está escrito en los anales del universo. Y ahora, quieres volver a empezar de nuevo, cuando ya no me quedan ni fuerzas ni tiempo para otro achuchón.

— Mujer, esfuérzate un poco y te hago un niño, que sería un final apoteótico, para nuestra historia de amor galáctico.                       

— ¡Porfa, tío! ¡No fumes más! Y volvamos a casa. 

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EL UNO PARA EL OTRO.

EL UNO PARA EL OTRO.

El próximo fin de semana que puedas volver a engañar a tu madre, dejaremos los problemas en casa y solo nos guiaremos por los astros del cielo. El sol nos alumbrará durante el día, la luna nos iluminará la noche y las estrellas nos guiarán por la galaxia en los viajes astrales de nuestros orgasmos.

Que sería un regalo de los dioses, que con tanto control de tus padres, podamos estar solos. Ellos están empeñados en buscarte un novio rico para que vivas como una reina, pero no saben, que tú y yo, estamos hechos el uno para el otro.

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RUMBO A LO DESCONOCIDO

RUMBO A LO DESCONOCIDO

- María, despierta que debemos poner rumbo a Ibiza.

- Juan, no quiero volver a la vida monótona. Quiero estar a tu lado hasta que te canses de mí o me eches por la borda.

- Cariño, esto no es normal. Tú tienes a tu familia esperando.

- Juan, ¿ Tú no dices siempre que estás loco? 

- Lo que se dice loco, loco… ¡No!. Solo un perfil psicótico. María, no sé hasta dónde pueden llegar dos locos juntos, pero contigo voy al fin del mundo.

¡Grumete! Cambio de rumbo. 180°

- ¡A sus órdenes mi Capitán! ¡Contigo hasta la muerte!

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EL HOMBRE LOBO ACOSADOR DE HADAS.

EL HOMBRE LOBO ACOSADOR DE HADAS.

Incierto fue el tiempo que pasó entre los brazos del susodicho individuo, exactamente lo que dura el canto de la urraca, aunque a ella le pareció una eternidad. La pobre hada, al abrir los ojos, vio como todo a su alrededor había cambiado. Su cuerpo ya no era abrazado por un hombre, sino por un lobo feroz de pelo sucio que apestaba a perro hambriento de deseo, que solo con mirarle a los ojos causaba terror.

Al hada le recordaba las noches de tormenta, truenos y relámpagos, de cuando era una niña y se escondía de miedo debajo la cama.

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