AMOR GALÁCTICO
— Cariño, te recuerdo que llevamos dos días encerrados en esta «nave espacial» sin salir ni para comer. Nos alimentamos de galletas, chocolate, Coca-Cola, leche y pastillas de Juanola y no paramos de follar, como si no hubiera un mañana, porque según tú dices, todo está escrito en los anales del universo. Y ahora, quieres volver a empezar de nuevo, cuando ya no me quedan ni fuerzas ni tiempo para otro achuchón.
— Mujer, esfuérzate un poco y te hago un niño, que sería un final apoteótico, para nuestra historia de amor galáctico.
— ¡Porfa, tío! ¡No fumes más! Y volvamos a casa.
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