un espíritu o un ángel malo.
Pero ni el uno ni el otro
pensó en frenar mi caída.
Y allí aparecí, en caída libre,
dando giros y haciendo espirales.
Me empujaron un día,
que no llevaba alas.
Me precipitaba contra la tierra
y sentí pánico, porque iba a dar
con mis huesos al suelo.
Caía y caía y nadie me paraba.
¡Quién me empujara no supo lo que hacía!
Porque aquello se convertió en pesadila
y ya era hora que alguien diera,
por finalizado este embrollo.
¡Por favor, que alguien me pare que no llevo alas!
¡Por favor, que alguien entre en mi sueño y me despierte!
Colección Poemas de historias de ángeles