Embriagados de labios,
en interminables noches de besos,
se pierden los dedos entre cabellos,
mientras sus brazos sujetan
aquellos inolvidables cuerpos,
para que no desaparezcan.
¡Obsesionada locura de
ofuscadas noches de caricias!
Los gemidos al aire
rompen el monótono silencio
de seres retorcidos entre sábanas,
buscando el último aliento
de la persona amada.
Como los maderos
encienden las hogueras,
en cada abrazo, los enamorados
encienden una llama de deseo.
Igual que arden los "ninots" de las fallas,
se abrasan las entrañas
de los amantes locos de ansia.
Al alba, empapados de ceniza,
dejan que extrañas formas
adornen aquella desarreglada cama.
se pierden los dedos entre cabellos,
mientras sus brazos sujetan
aquellos inolvidables cuerpos,
para que no desaparezcan.
¡Obsesionada locura de
ofuscadas noches de caricias!
Los gemidos al aire
rompen el monótono silencio
de seres retorcidos entre sábanas,
buscando el último aliento
de la persona amada.
Como los maderos
encienden las hogueras,
en cada abrazo, los enamorados
encienden una llama de deseo.
Igual que arden los "ninots" de las fallas,
se abrasan las entrañas
de los amantes locos de ansia.
Al alba, empapados de ceniza,
dejan que extrañas formas
adornen aquella desarreglada cama.
Colección Hundido en mi colchón
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