SI FUERA NECESARIO LLAMARÍA A MIS HÉROES LOS POETAS.
Os digo, que solo con verla mi corazón palpitó tan fuerte, tan fuerte, que en el primer escarceo se rompió en mil pedazos. Ella, me sonrió con dientes de blanco marfil y en aquel instante fui consciente de mi fragilidad mental. Que bien sabe Dios, que me derretí como un helado al primer invite. Pero ella, conciente de todo ello, siguió jugueteando con mi pelo y yo, pobre de mí, me mantuve cabizbajo como un crio avergonzado.
Hoy quisiera levantarme de mis cenizas como ave Fénix y hacer magia con mi verbo fácil, inventando frases para hacerle gracia a tan hermosa dama, que al fin y al cabo, tan solo son palabras de amor, palabras que tengo guardadas en un cofre. ¡Ay! Quien pudiera mandarle versos, versos de amor sencillos y tiernos, versos que, al fin y al cabo, no hacen ningún daño a nadie.
Y ahora, después del tiempo trascurrido, sufro como un condenado, porque no me atrevo a mandarle una carta que le diga que por ella muero. Escribirle en prosa o en verso, decirle que yo por sus huesos bebo los vientos. Y así me quedo, mirándola embobado, viendo como pasa por mi lado, con este contoneo que quita los sentidos.
Juro, por lo que más sagrado, que un día saldré a la calle con armadura de plata, cuál caballero andante y levantaré al cielo el libro de los más hermosos versos de mis héroes, los poetas; Lope de Vega, Pablo Neruda, Quevedo, Gustavo Adolfo Bécquer, Federico García Lorca, Antonio Machado... Y serán ellos, mis héroes, los que hablen en mi nombre de este dolor que sufro en mis adentros, por no atreverme a decirle lo mucho que la quiero.
Juanjo Cardona.
Colección; HISTORIAS DE MENTIRA.
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