CUANDO UN NOVIO SE VA, ALGO DEBERÍA MORIRSE EN EL ALMA. DIGO YO
Dejé sobre la mesita de noche, las flores que le regalé el día de nuestro primer aniversario. El anillo de compromiso y el joyero con las pulseras y collares que tanto le gustaba ponerse para ir a trabajar por las mañanas.
Le encantaba el desayuno en la cama y a cambio me lo pagaba con creces, con un beso de tornillo y unas caricias inolvidables. La cena, era otra de mis especialidades y una copa de vino blanco nos alegraba la noche, hasta que nos dormíamos contando historias de mentira.
Hoy, nada de nuestro amor tiene sentido, ni siquiera su último cumpleaños que la sorprendí con un pastel de chocolate y nata con velitas de colores y una botella de champagne de los caros. Nada de lo mío, le parecía suficiente, debió aburrirse de mi forma de ser y un día sin más dejó de quererme.
Siempre puso sus normas y yo las cumplís a rajatabla sin rechistar ni media palabra. Ella, con el tiempo, se fue subiendo a los altares, mientras yo le adoraba desde el suelo.
Un día di la media vuelta para no volver a verla, y no la oí ni rechistar. Me fui con lágrimas en los ojos y con la maleta llena de recuerdos, con tantos y tantos que no se si tendré suficiente tiempo para olvidar mis penas.
¿Y ella? A ella me pareció oírla cantar La Traviata mientras bajaba yo por las escaleras.
Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario