AMORES QUE HAN MUERTO,
SIN APENAS HABERSE CONOCIDO.
Y ahora vendrá lo más difícil, porque será más dichoso, el que antes olvide las noches esteladas que nos bajaron los ángeles hasta la misma cama. El jarrón de flores y el corazón prendido en llamas agazapado debajo las sabanas.
Será un duro trance, el olvido de palabras llenas de pasión y de la sangre ardiente que acelera los corazones a los amantes. Palabras, palabras, solo palabras. Sueños de amantes, de amores de día y de locas noches del alma mía.
Y ahora, sin una sola lágrima, se nos fue el amor. Fríos los dos, como tempanos de hielo. La indiferencia se palpa en el ambiente y el capricho ha elegido un traje de luto, para acompañar al difunto hasta en cementerio de amores imposibles. Qué pena más grande, se nos fue el amor, resignación, olvido. Pena, penita, pena por haber perdido el gran amor de nuestras vidas.
Y nos vamos, cada uno por su lado, con rencor y sin empatía. Como el que pasa por Cuenca y no va visitar a su primo Anastasio. Un beso, dictará el ultimo adiós, un "que tengas suerte" en el mejor de los casos. Cada cual se aleja con la mochila a cuestas, llena de recuerdos que se quedarán ahí de por vida.
Y así, sin más, se despide el duelo, de dos amores que han muerto, sin apenas haberse conocido.
Colección: YO, POETA. TE ADOPTO COMO MUSA.
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