Podría estar de acuerdo, o no, y entrar en un debate sin fin, en que si realmente es imprescindible el uso de la mascarilla para niños, niñas, jóvenes e incluso mayores en cualquier deporte, pero en especial los de equipo como el futbol, baloncesto, balonmano, rugby, etc. etc. Equipos que reúnen una cantidad importante de personas a su alrededor en que el contacto físico es casi inevitable desde el momento en que se entra en las instalaciones, tanto dentro, como fuera del terreno de juego. A partir de este instante se pierden las distancias reglamentarias y el correcto uso de la mascarilla es al menos dudoso. Es obvio, porque no se pueden controlar los impulsos de eufórica, ni de tristeza que provoca el juego ni al final del encuentro.
No puede ser sano correr con mascarilla, no, no debe serlo. Porque el esfuerzo y la competividad hacen que el corazón se acelere en exceso y en algunos casos podría causar una lipotimia, lesión muscular e incluso un infarto por falta de oxigeno.
En caso de que no se pueda jugar sin mascarilla, yo aconsejaría, que se parara el juego; dos veces cada medio tiempo reglamentario y durante tres o cuatro minutos los entrenadores podrían controlar las pulsaciones. Además, también recomendaría que se permitiera el cambio de todos los jugadores que estén inscritos en el acta arbitral.
No digo que no debamos llevar la mascarilla, pero millones de personas que practican deporte no deberían correr ningún riesgo por falta de una buena planificación e información. Si quieren que sigamos practicando un deporte sano y sin contagios, por favor, que nos expliquen en un protocolo los peligros con que se pueden encontrar los deportistas. Sobre todo en las categorías inferiores donde mayor confusión puede generar entre los menores y monitores.
De nada.
Colección; CRÓNICAS
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