Cuando era solo un crío, mi padre me decía que tenía que estudiar una
carrera para labrarme un porvenir y convertirme en alguien importante (eran otros
tiempos). Él, por aquel entonces, como todos los padres, quería lo mejor para su hijo y que estudiara la carrera de medico, abogado o maestro (me sobrevaloraba) y mira por
donde no le hice caso, y ahora visto lo visto me alegro.
Lo digo, porque parece ser que hoy tener una carrera universitaria no demuestra nada más que tener un diploma colgado en la pared, aunque se supone que son eruditos en la materia. Hasta aquí no pongo ninguna traba. Pero es que con el paso del tiempo, muchos de estos licenciados, por falta de oportunidades laborales intentan vender su talento a disposición del Estado o de la política y es aquí donde yo quisiera revelarme. Si me dejan.
Los ciudadanos son libres en ganarse la vida con tan honrosos trabajos y poner todo su empeño en aprobar unas oposiciones o apuntarse a un partido político y ponerse a las órdenes de sus líderes. No, no lo hacen mal, no crean. El discurso es correcto y tienen el poder de convencer a la plebe y esto tiene mucho merito. Bien, bien por ellos. Predican desde los altares, a pies juntillas, lo que sus superiores les ordenan. Llenan teatros, plazas de toros, campos de futbol y prometen el oro y el moro. Al fin y al cabo es su trabajo y está bien remunerado.
Pero yo quisiera romper una lanza a favor de los autónomos y emprendedores, un sector que si no dispone del apoyo del Gobiernos irán desapareciendo sin remedio. Y con la pandemia serán cientos de miles los establecimientos y actividades que cerraran las puertas y truncarán su forma de vida para siempre.
Este será el futuro de nuestro país si nadie lo remedia, un país de funcionarios, políticos y empresas multinacionales. Un país sin emprendedores, sin jóvenes con la ilusión de llevar a cabo sus propios proyectos. Chicos y chicas trabajadores con manos y mentes creativas en busca de progreso y la satisfacción de llevar un negocio a buen puerto.
Este será el futuro de nuestro país si nadie lo remedia, un país de funcionarios, políticos y empresas multinacionales. Un país sin emprendedores, sin jóvenes con la ilusión de llevar a cabo sus propios proyectos. Chicos y chicas trabajadores con manos y mentes creativas en busca de progreso y la satisfacción de llevar un negocio a buen puerto.
Gracias papa por tus consejos.
Colección: CRONICAS DEL
CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE
LO PARIÓ
No hay comentarios:
Publicar un comentario