Andaba
yo un tanto despistado, y mira por donde no sabia el motivo, y es que me había
acostumbrado a vivir sin la presencia en las noticias de las
lumbreras de nuestros políticos. Al primer día de terminar sus vacaciones, aparecen como por obra de encanto, como si en un plis-plas pudieran arreglar el mundo y la pandemia. Virtudes de las que evidentemente no disponen.
No digo que no se merezcan estas vacaciones a las que todo español tiene derecho, ni discuto que su trabajo sea tan importante como el de un fontanero, un médico, el de un director de banco, o más. Pero es que ellos, los representantes del Pueblo Soberano, representan a la Nación, vamos, que son los padres y las madres de todos los ciudadanos y ningún progenitor se le ocurriría dejar solos y enfermos a sus hijos en manos de desconocidos. ¡Que sí señores, que sí! que pueden ir ustedes a donde les plazca, ya han visto que tienen un pueblo adulto y que no les hemos echado en falta.
Que se ha quedado la criada en su lugar y nos ha dado cuatro protocolos y ha ido improvisando a medida que iba corriendo el agosto y los contagios. Y ahora llegan ustedes y se disponen en un abrir y cerrar de ojos aprobar los nuevos presupuestos del estado, igual que si esto fuera la elección del presidente de mi escalera.
¡Que no señores! que ustedes cobran una millonada y se alimentan y visten como marqueses y viven en casas de ensueño, que ya quisieran los españolitos pernoctar una solo noche en sus casas. Y ahora, antes de llegar a sus poltronas ya empiezan de nuevo sus eternas discusiones. Que no Señorías, que no. Que somos nosotros los que les votamos y aunque sus Señorías no se acuerden, es el pueblo quien les paga el salario, y muy bien por cierto.
Resumiendo, para ver si de una vez por todas se enteran: Que en España muchos españoles no han tenidos vacaciones porque se han quedado sin trabajo, otros porque estan contagiados y muchos porque este año no han podido abrir sus negocios. Pero ustedes ¡erre que erre! Que lo disfruten Señorías.
¿¡Como están ustedeeeeessss!?
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA
MADRE QUE LO PARIÓ
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