los labios le dibujaban una suave sonrisa
y la nariz le palpitaba dulcemente.
Se debía haber cansado de esperar
y se quedó dormida, sobre un montón
de cojines de colores.
Llevaba un larguísimo collar
de perlas blancas, que le colgaba
desde el cuello hasta el ombligo.
Con los dedos de la mano derecha,
agarraba un nudo del collar,
mientras la otra se perdía
por debajo del pelo.
Le cubría un camisón
de tul blanco trasparente,
cerrado, con un cinturón de seda,
que intentaba cubrir
unos voluminosos pechos.
Un liguero satinado rosado,
le hacía las piernas más largas;
una estaba estirada, la otra encogida.
La luz que entraba por el balcón,
le daba a las mejillas
un dulce color de porcelana.
Toda aquella armonía,
me hizo perder la razón
y sentí por un instante
perder también la cabeza.
¿Qué hacía tanta ternura
dormida sobre mi cama?
No, no me atreví a despertarla
ni tan siquiera hacer ruido.
Aquella imagen era tan hermosa,
que me senté en un rincón
de la habitación, a mirar cómo dormía.
Hasta... ¡hasta que desperté de mi sueño!
2 comentarios:
Los sueños pueden hacerse realidad!
Abrazos.
Estoy muy agradecida por tu visita en mis publicaciones. No soy muy entendida de letras y estructuras , solo escribo lo que siento y disfruto leer poesía y pensamientos.
Vos escribís hermoso.
Un saludo enorme a la distancia!!
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