para comparar nuestro amor
con el de los demás enamorados.
Escucho conversaciones de parejas,
leo cartas y mensajes de amor.
Es entonces cuando pienso
en nosotros y toda mi energía
se convierte en armonía,
en fantasía, en alegría, en cuento.
En cuentos de duendes inquietos,
amorosos, besucones, cariñosos.
O en duendecillos malos,
malísimos, envidiosos, celosos.
¡Tan y tan celosos,
que te devoran el alma!
Y es por este motivo que te digo,
vida mía, que a tu lado vivo en un cuento,
que eres la inspiración que necesito
en cada letra para seguir escribiendo.
Y cuando escucho o leo las simplezas
que viven otras parejas, les invitaría
a entrar en nuestro cuento
de duendecillos malos y duendes buenos.
Colección Almas nostálgicas
2 comentarios:
Preciosa publicación, es tan necesario tener una fuente de inspiración para lograr esos versos que tanto queremos.
Incluir los duendecillos es muy tierno. Abrazos a la distancia.
Sabemos, que nada es verdad, ni nada es mentira...por esta sencilla razon yo soy el autor y el protabgonista de mis propias "neuras"
Un saludo. Juanjo
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