y no siempre para bien.
Mi mar azul refleja
las sombras en movimiento
de las barcas que están
ancladas en el puerto.
Mi mar brava asusta a los
marineros que buscan refugio
detrás de las rocas del muro.
Mi mar negra y tranquila
se convierte para la luna
en un espejo, para que
salga guapa y encendida
e ilumine mi pueblo.
Mi mar verde,
de vez en cuando,
saca ovejas a pastar.
Golpea la costa con violencia,
salpicando de salitre
los alrrededores,
y se lleva la arena de la playa
hacia otros rincones.
Mar azul, mar brava,
mar verde, mar negra,
al mirarte siempre me sorpendes.
Colección Hundido en mi colchón
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