con tus mejores galas.
Tu esplendor iluminaba
mi pueblo de color púrpura.
Desde la altura, te recreabas
con las sombras de las barcas,
mientras ensalzabas tus gracias
en el espejo del agua.
Recién acicalada, con brillantes
estrellas que te mimaban,
a tu antojo, la luz del faro se difuminaba.
Las montañas que rodean mi villa,
otras noches tan apagadas,
resurgen poderosas al paso de tu mirada.
Te paseas altiva y orgullosa.
Los enamorados salen a la terraza
para silbarte y decirte: ¡guapa!
Sus amadas lloran de rabia,
mientras tú desde el cielo
les sonríes descarada.
Mi pueblo no tiene casi nada,
unas barcas que se balancean
sobre el mar en calma,
unas verdes montañas...
Y una luna que sale cada noche
porque de él está enamorada.
Colección Hundido en mi colchón
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