entre oscuros pinos,
mirando al cielo,
descubrí que era rico.
-¡Rico!
-¡Pues sí!
En un bosque extraviado,
tumbado, vi millones de
diamantes que brillaban.
Solo tenía que alzar la mano
y estaban a mi alcance.
Los había de todos los tamaños:
grandes como osos,
otros dibujaban un carro
y algunos más pequeños,
jugaban en el firmamento
haciendo caminos.
Había tantos donde elegir,
que decidí dejarlos allí.
Si algún día te decides,
te llevaré conmigo,
para que compartas la riqueza
de contemplar las estrellas
desde un bosque perdido.
Colección Hundido en mi colchón
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