no me importaría que por tus
mejillas corriera la lluvia.
Si una lágrima solo fuera agua,
quisiera todas las mañanas
bañarme con ellas mi cara.
Si una lágrima solo fuera agua,
no lamentaría con rabia
la humedad de tus pestañas.
Si una lágrima solo fuera agua,
no sentiría una profunda tristeza
al ver tus ojos inundados de pena.
Si una lágrima solo fuera agua,
buscaría en el fondo de tus luceros
la belleza de la tormenta de verano.
Pero si una sola lágrima, no solo fuera agua,
lloraría contigo para que supieras
que nada de lo tuyo me es ajeno.
Colección Hundido en mi colchón
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