blancos como la nieve de las cumbres más altas.
Oí que me llamaba una voz clara,
clara como el amanecer que despierta
entre las montañas más lejanas.
Imaginé que te tenía a mi lado desnuda,
desnuda como los árboles en el otoño,
tumbada sobre mi cama...
Y solo te miraba, te miraba, te miraba.
Colección Hundido en mi colchón
No hay comentarios:
Publicar un comentario