miércoles, 9 de febrero de 2011

EL BAÑO

Por la mañana, me despierto
con la boca reseca de tantas
veces tu nombre repetir.
Me levanto y me rasco la cabeza
y me encamino hacia el baño.

Bajo el agua, te busco por
los caminos de mi piel,
entre los dedos del pie,
debajo de las axilas.
Sacudo mis cabellos,
para buscar entre ellos
una caricia tuya
o un buen recuerdo.

Me froto y me rasco,
y después de un buen rato,
¡de la sucidad no queda ni rastro!

¡Todavía me acuerdo de cuando
tú frotabas mi espalda!

¡Dios mío!
-¿Cuánto tiempo he pasado sin lavarme?
-¡Desde que me dejaste!
Desde entonces,
no he podido dormir,
ni salir a la calle.
A mi vera, la gente no se paraba,
un "tufillo" extraño arrastraba
que no gustaba.

Ahora que me he duchado,
el mal olor me ha abondonado
y me siento satisfecho de volver
a ser un tipo normal.


Colección Hundido en mi colchón

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