intención de pensar en ti.
Vi a unos pajaritos volar,
a una señora desde su
florido balcón canturrear,
y yo, seguía empeñado
en pensar solo en ti.
Quedé emocionado
al ver aquel chiquillo
coger la mano de una ancianita
para ayudarla a cruzar la calle.
Las flores, a mi paso,
parecían murmurar tu nombre.
¡Qué día más hermoso para pensar en ti!
Cerré los ojos de emoción,
cuando, de repente, a lo lejos,
divisé tu hermosa silueta
y ya no tuviste tiempo de avisarme
de que iba a tropezar.
¡De bruces mi fui al suelo!
Un viejo me vio tumbado en el suelo
y de la impresión de ver la sangre,
se puso a vomitar.
Al momento, cruzó un hombre
con traje, que a grandes pasos,
pasó por mi lado sin inmutarse.
Te juro, vida mía,
que al salir de mi casa,
lo único que pretendía
era pensar en ti.
Colección Hundido en mi colchón
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